El Papa Francisco, portada hoy del semanario francés «Paris Match», considera que «el sistema mundial actual es insostenible» y que «hay que proteger al hombre de su propia destrucción» renunciando a «idolatrar al dinero». «Espero que (la cumbre del clima de París) pueda contribuir a la toma de decisiones concretas, compartidas, que persigan, para el bien común, el largo plazo», indica el Pontífice en una entrevista que hoy publica la revista. Entre las pistas concretas que avanza el Papa figuran «las nuevas modalidades de desarrollo» para que las personas que «sufren hambre, explotación, guerras, paro, puedan vivir y crecer dignamente». También destaca la exploración de «nuevas modalidades para acabar con la explotación del planeta». «Nuestra casa común está contaminada y no para de deteriorarse. Necesitamos el compromiso de todos. Tenemos que proteger al hombre de su propia destrucción», indica. Para ello, Francisco señala que «la humanidad debe renunciar a idolatrar el dinero y volver a situar en el centro a la persona humana, su dignidad, el bien común, el futuro de las generaciones que poblarán la Tierra». De lo contrario, apunta el Pontífice, los futuros habitantes del planeta «estarán obligados a vivir sobre una acumulación de escombros y suciedad». «Tenemos que cultivar y proteger el don que nos ha sido dado y no explotarlo de forma irresponsable. Tenemos que cuidar a quienes no tienen el mínimo necesario y empezar a afrontar las reformas estructurales que favorezcan un mundo más justo. Renunciar al egoísmo y a la avaricia para que todos vivan un poco mejor», agrega. En cuanto a la crisis de los refugiados en Europa, el Pontífice asegura que la solución pasa por «favorecer la paz», «trabajando concretamente contra las causas estructurales de la pobreza», «construyendo modelos de desarrollo económico que sitúen en el centro al ser humano y no al dinero» y «trabajando para respetar la dignidad» de cada ser humano. Francisco es consciente de que solo con su acción no podrá resolver los problemas del mundo. «No hay que exagerar el papel del Papa y de la Santa Sede», indica Francisco, que pone como ejemplo su mediación entre Cuba y Estados Unidos, donde solo buscó «favorecer la voluntad diálogo de los responsables de ambos países». Sobre el descubrimiento de un planeta que se asemeja a la Tierra, el Pontífice asegura que «es mejor confiarse a la palabra de los sabios», pero se muestra convencido de que «el Universo y el mundo (…) no son fruto del azar, del caos, sino de una inteligencia divina». El Papa reconoce que echa de menos pasear por las calles de Roma porque siempre fue «un cura de la calle», y que le gustaría «comerse una pizza con amigos», pero confiesa que «no es algo fácil, es casi imposible». «Pero lo que no echo de menos es el contacto con la gente. Veo a mucha gente, mucha más que en Buenos Aires y eso me alegra. Cuando abrazo a un fiel, sé que Jesús me abraza», concluye.