El gobierno panameño reforzó este viernes la vigilancia en su frontera selvática con Colombia, en un intento de frenar la migración irregular que cruza Centroamérica en su camino hacia Estados Unidos y combatir el narcotráfico que azota la región.
«Panamá tiene que tomar sus medidas anticipadas, ya que en el año 2021 transitaron 134.000 migrantes irregulares y este año ya llevamos más de 5.000», manifestó a periodistas, desde la zona fronteriza de Darién, el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino.
«Lo que toca en un futuro, por los cambios geopolíticos y geoestratégicos de los estados, es más migración irregular que va a pasar por Panamá», agregó.
Pino se desplazó este viernes a Darién, junto a diferentes mandos de instituciones policiales, para anunciar un incremento policial en esa región panameña para combatir la migración irregular, el narcotráfico y el crimen organizado.
Selva de Darién
La zona selvática de Darién, de 266 km, en la frontera entre Panamá y Colombia, se ha convertido en corredor para los migrantes irregulares que, desde Suramérica, tratan de cruzar América Central para llegar a Estados Unidos.
Por esa jungla virgen, de 575.000 hectáreas, y donde la espesa vegetación impide a veces ver el sol, los migrantes enfrentan múltiples peligros, como animales salvajes, entre ellos serpientes venenosas, ríos caudalosos y grupos criminales.
Según cifras oficiales, durante 2021, cerca de 134.000 migrantes irregulares, principalmente haitianos y cubanos, cruzaron el Darién, una cifra récord que superó lo acumulado entre 2010 y 2020, cuando se registraron 117.000 en total.
Sin embargo, en los últimos meses ha habido un menor flujo migratorio irregular por la frontera selvática, al pasar de un ingreso mensual promedio de más de 25.000 migrantes entre agosto y octubre de 2021 a 4.700 en enero.
Panamá busca también con el aumento de la vigilancia fronteriza frenar el narcotráfico desde América del Sur, principalmente desde Colombia hacia Estados Unidos, el principal consumidor de cocaína del mundo.
Los países de Centroamérica decomisaron en 2021 cerca de 250 toneladas de droga, una cifra récord originada por el aumento en la producción de cocaína, la salida al mercado de droga almacenada durante la pandemia de coronavirus y las nuevas estrategias para su traslado a Estados Unidos y Europa.
«El flagelo del narcotráfico no conoce fronteras», afirmó Pino. «La misión es clara: impedir y desarticular las acciones del narcotráfico por nuestro territorio», añadió.