Otros cuatro buques de carga con unas 170.000 toneladas de granos zarparon este domingo de los puertos ucranianos de Odesa y Chornomorsk, en el mar Negro, según las autoridades ucranianas, gracias a un acuerdo histórico para intentar aliviar la crisis alimentaria global provocada por la guerra.
«El segundo convoy con entregas ucranianas acaba de salir de los puertos de Odesa y Chornomorsk: tres navíos desde Chornomorsk y otro desde Odesa», indicó el ministerio ucraniano de Infraestructura en Telegram.
Según el ministerio, se trata de los cuatro cargueros «Mustafa Necati», «Star Helena», «Glory» y «Riva Wind» y tienen a bordo «cerca de 170.000 toneladas de mercancías».
Por su parte, la administración de ocupación rusa acusó este domingo al ejército ucraniano de haber vuelto a bombardear la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania.
Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de los ataques en la planta de Zaporiyia, el complejo nuclear más grande de Europa, que está bajo control ruso desde marzo.
La madrugada del domingo, «el ejército ucraniano realizó un ataque con una bomba de racimo disparada desde un lanzacohetes múltiple Hurricane», indicaron las autoridades de ocupación de la ciudad de Energodar, donde se sitúa la central.
«Los fragmentos y el motor del cohete cayeron a 400 metros de un reactor en funcionamiento, dañaron edificios administrativos y alcanzaron una zona de almacenamiento de combustible nuclear usado», afirmó esta fuente, sin aportar ninguna prueba que respalde sus afirmaciones.
El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, el argentino Rafael Grossi, declaró el sábado que los ataques manifiestan el riesgo de haya un «desastre nuclear».
«Cualquier ataque militar dirigido hacia o desde la instalación equivaldría a jugar con fuego, con consecuencias potencialmente catastróficas», dijo Grossi.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, condenó «una grave e irresponsable violación de las normas de seguridad nuclear» y dijo que estos ataques son «un nuevo ejemplo del desprecio de Rusia por las normas internacionales».
«Señal de esperanza»
La reanudación de las exportaciones de grano ucraniano para ayudar a aliviar la escasez mundial de alimentos y bajar los precios ofrece, sin embargo, un pequeño rayo de esperanza cuando la guerra entra en su sexto mes.
Ucrania, que es uno de los mayores exportadores de grano del mundo, se ha visto obligada a interrumpir casi todas sus exportaciones tras la invasión rusa del 24 de febrero, lo que ha disparado los precios de los alimentos en todo el mundo.
Desde Roma, el papa Francisco acogió este domingo con satisfacción la reanudación de las exportaciones de grano como «un signo de esperanza» que demuestra que es posible dialogar para poner fin a la guerra.
«Este paso demuestra que es posible dialogar y lograr resultados concretos que beneficien a todos», dijo el Pontífice a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro al final del tradicional rezo del Ángelus.
El Centro de Coordinación Conjunto, que supervisa las operaciones desde Estambul, dijo el sábado que cinco cargueros saldrían de los puertos ucranianos el domingo, pero Kiev solo anunció cuatro.
El sábado, un carguero llegó vacío al puerto de Chornomorsk para cargar grano por primera vez desde la invasión rusa de Ucrania.
Rusia y Ucrania sellaron el 22 de julio un acuerdo con la mediación de Turquía y la ONU que permite la reanudación de las exportaciones de cereales ucranianos y de los productos agrícolas rusos pese a las sanciones occidentales.