Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, aseguró este jueves que 29 ministros de Exteriores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte evaluaron el problema de la presencia de militares rusos en Venezuela en una reunión.
«Hablamos sobre Venezuela. La posición de Estados Unidos la ha dejado clara el presidente estadounidense Donald Trump: deben irse. Sí, hablamos de eso», dijo Pompeo en una rueda de prensa al finalizar el encuentro.
El titular de Exteriores detalló que la conversación sobre Venezuela fue parte de un debate más amplio sobre la actividad de Rusia en una serie de países, incluidos Georgia, Ucrania y Siria.
«Hablamos de Venezuela en el contexto de los esfuerzos de Rusia en todo el mundo, sus esfuerzos en Ucrania, la actividad maligna rusa en Siria, en Venezuela. Lo que hicieron en el mar de Azov. En cada uno de esos casos estamos haciendo lo mejor que podemos para responder», dijo.
«En el caso de Venezuela, Estados Unidos tiene sus respuestas preparadas», avisó Pompeo.
A finales de marzo, Rusia envió a Venezuela dos aviones con un centenar de militares comandados por el mayor general Vasili Tonkoshkurov, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra ruso.
Rusia, fiel aliada de Nicolás Maduro, ha defendido que su cooperación con Caracas se enmarca en un acuerdo ratificado en el año 2001 por ambos países y ha rechazado «la injerencia destructiva» de otras naciones en los asuntos internos del país latinoamericano.
Venezuela es el mayor comprador de armas de Rusia en América Latina y en el pasado ha recibido de su socio tanques, cazas multifuncionales Su-30MK2, helicópteros de combate Mi y sistemas de misiles y de defensa antiaérea.
La OTAN celebró este jueves en Washington una reunión de sus ministros de Exteriores, que coincidió con el aniversario número 70 de la organización.
La Alianza considera que, en los últimos años, Rusia ha tratado de expandir su poder más allá de sus fronteras, por ejemplo con la anexión en 2014 de la península de Crimea, que Ucrania reclama como propia; así como en la guerra de 2008 con Georgia, cuando Moscú reconoció la independencia autoproclamada de dos regiones separatistas, Abjasia y Osetia del Sur.
En el encuentro, los aliados aprobaron un conjunto de medidas destinadas a incrementar su presencia en el Mar Negro, que se ha convertido en un nuevo punto de fricción con Rusia.