Los miembros de la OTAN buscaron este jueves nuevas fórmulas para contrarrestar la que describen como una creciente agresión de Rusia, en el 70 aniversario de la alianza militar que quedó empañada por las diferencias de Estados Unidos con varios de sus aliados.
Este aniversario llega en un momento de crecientes tensiones con Moscú, que se ha situado del lado de los separatistas en Ucrania y en Georgia, está bajo sospecha de haber interferido en las elecciones estadounidenses de 2016 y fue acusada por el jefe de la diplomacia estadounidense de interferir en Venezuela.
Mike Pompeo, secretario de Estado de los Estados Unidos, denunció «los sombríos sueños imperialistas» del presidente ruso, Vladímir Putin. «Es evidente en sus invasiones a Georgia y Ucrania, su injerencia en Siria y ahora en Venezuela», dijo a la prensa luego del término de la reunión con el resto de los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN.
En un discurso solemne el miércoles, el secretario general de organización, Jens Stoltenberg, pidió «preservar la unidad» de los 29 Estados miembros y que aseguró que la organización no busca una «nueva Guerra Fría». Después de varios años centrados en objetivos más lejanos como la lucha en Afganistán, los aliados de la OTAN han comenzado a mostrar su preocupación por la trayectoria de Rusia bajo el mando de Putin.
«Vamos a acordar nuevas medidas de apoyo para nuestros socios de Georgia y Ucrania», dijo a los periodistas, antes de la sesión del jueves, el secretario general de la OTAN, Stoltenberg. También indicó que la OTAN va a abordar «las agresivas acciones rusas», en el Mar Negro. Rusia, que resiente la expansión hacia el este del pacto militar, disparó en noviembre contra tres navíos ucranianos, en una operación cerca del estrecho de Kerch en Crimea, en la que fueron aprehendidos decenas de marineros.
«Buscaremos formas de hacer más en toda la región del Mar Negro. Va a haber más vigilancia, habrá más barcos en el Mar Negro de los países de la OTAN», dijo esta semana la embajadora estadounidense ante la alianza militar, Kay Bailey Hutchison. Rusia criticó el plan y el viceministro de Relaciones Exteriores, Alexander Grushko, dijo que esto lo único que hace es «incrementar los riesgos militares» en la región. «Es el momento de dejar de evocar la amenaza del este. En aras de la paz, el mundo necesita una desescalada de las tensiones militares y políticas», dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en un boletín.
Las amenazas emergentes
En la ceremonia de apertura con el resto de los ministros, Pompeo dijo que la OTAN necesita hacer frente a la «agresión» de Rusia y llamó a que el pacto aborde también las «amenazas emergentes» como China e Irán.
En estos dos últimos temas, Estados Unidos cuenta con menos apoyo ya que todos los miembros de la OTAN apoyaban el acuerdo nuclear con Irán del cual el gobierno de Donald Trump se salió unilateralmente. Pompeo tampoco ha logrado avances en sus intentos de convencer a los aliados que no elijan al gigante chino Huawei para las redes de quinta generación, pese a sus advertencias de que la empresa supone un riesgo para la seguridad y la privacidad.
El tema de la contribución de Alemania también se coló en la reunión luego de las reiteradas quejas de Trump de que el país no cumple con el objetivo de la OTAN de 2014 de dedicar 2% de su PIB a la defensa.
«Ahora no es el momento de repetir excusas ya gastadas de que nuestros ciudadanos no apoyan un incremento del gasto en la defensa o en la seguridad. Es la obligación de cada uno explicar esto a la gente», dijo Pompeo.
Otro punto de tensión que empañó la celebración fue la decisión de Turquía de comprar el sistema antimisil ruso S-400, que llevó a Estados Unidos a suspender la participación del país en el programa de su avión miliar F-35, celoso de que la tecnología rusa pueda penetrar sus secretos tecnológicos.