El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, autorizó la salida hacia Rusia de 50 militares nicaragüenses, de forma rotativa.
«Para participar en ejercicio de intercambio e instrucción militar y adiestramiento en operaciones de ayuda humanitaria», dijo.
Ortega también autorizó el ingreso de tropas, naves y aeronaves de las Fuerzas Armadas de Rusia para participar en operaciones en contra de ilícitos en el mar Caribe y en el océano Pacífico nicaragüense. Esto según el decreto presidencial número 10-2022, publicado en el diario oficial La Gaceta.
Ejército de intercambio entre Ortega y Rusia
El mandatario autorizó además el ingreso a Nicaragua, de forma rotativa, de 80 militares rusos para participar con miembros del Comando de Operaciones Especiales del Ejército nicaragüense.
«En intercambio de experiencias y ejercicio de adiestramiento en operaciones de ayuda humanitaria», señaló.
Asimismo, autorizó el ingreso a otros 50 militares rusos para participar con miembros de la Fuerza Naval, Fuerza Aérea y Cuerpo de Transmisiones. «En intercambio de experiencias y de comunicación operacional con naves y aeronaves del Ejército de Nicaragua en labores de enfrentamiento y lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado trasnacional», afirmó.
En total, Ortega autorizó que un número indeterminado de militares, naves y aeronaves rusas ingresen a Nicaragua del 1 de julio al 31 de diciembre de este año, según el decreto presidencial.
Rusos navegarán en el Caribe y Pacífico nicaragüenses
Los militares rusos participarán en ejercicios «de adiestramiento e intercambio en operaciones de ayuda humanitaria, misiones de búsqueda, salvamento y rescate en situaciones de emergencia o desastres naturales». Además de participar en operaciones en contra de ilícitos en el mar Caribe y en el océano Pacífico nicaragüenses, capacitar a la fuerza élite del Ejército y al cuerpo de transmisiones en materia de comunicación operacional.
«También participarán en intercambio de experiencia y adiestramiento en labores de seguridad, planeación de ejercicios de ayuda humanitaria y atención ante desastres», de acuerdo con el decreto presidencial.
Ortega y Putin
Ortega es aliado del presidente Vladímir Putin, quien ha dicho que Nicaragua es un socio «muy importante» de Rusia en América Latina.
Rusia es un antiguo aliado de Nicaragua que durante el primer régimen sandinista (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses.
Nicaragua es uno de los contados países, junto con Venezuela y los pequeños Estados insulares de Nauru y Tuvalu, que se han sumado a Rusia en el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y que ha recibido a altos funcionarios rusos desde que Moscú invadió Ucrania.
Además, a finales de 2020 Nicaragua estableció un consulado en Crimea, territorio ucraniano anexado a Rusia, lo que provocó el rechazo de Ucrania.
También de Cuba, Estados Unidos, México y Venezuela
En el mismo decreto presidencial, Ortega autorizó por seis meses, a partir de julio próximo, el ingreso al territorio nacional de personal, naves y aeronaves de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela. Llevarán a cabo las mismas funciones que las de Rusia.
También autorizó el ingreso de militares de Cuba y de México, que participarán con los de Nicaragua en «intercambios y labores de carácter humanitario».
En el caso de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el líder sandinista autorizó el ingreso de personal militar, en un número que no precisó. Y a diferencia de los otros cuerpos armados, su presencia será «previamente planificado y coordinado con el Ejército de Nicaragua».
El objetivo, según el mandatario, es que los militares estadounidenses atraquen en puertos y aterricen en aeropuertos nacionales. Con el fin de que realicen «operaciones de ayuda humanitaria, misiones de búsqueda, salvamento y rescate en situaciones de emergencias o desastres naturales, por aire, mar y tierra».
Ortega ordenó enviar el decreto presidencial a la Asamblea Nacional, donde el oficialismo tiene mayoría absoluta, para su debida ratificación.