La oposición rusa protestó en tres céntricas plazas de Moscú después de que las autoridades locales negasen la autorización para celebrar marchas y manifestaciones de la oposición no parlamentaria este sábado.
Ante fuertes medidas de control policial, los opositores se reunieron en pequeños grupos, una estrategia menos masiva, para hacer notar sus reclamos.
«En verdad aquí lo que importa no es la cantidad. La gente ya exhibió la cantidad. Ahora se necesita algo muy diferente de los ciudadanos: organización, creación de estructuras que permitan realizar acciones cívicas a largo plazo», declaró Yelena Rusakova, miembro del partido liberal Yábloko.
La opositora sostenía un cartel que exige el cumplimiento de la Constitución rusa. A su alrededor estaban otros activistas con pequeñas pancartas, parados a una distancia de varios metros, para evitar ser detenidos por la policía.
“Lo que sucede ahora es una violación de la Constitución, de los artículos principales», aseguró.
“Cuando la gente se decide a salir y expresar pacíficamente su posición cívica, ya ve lo que sucede, pueden detenerte e incluso golpearte”, explicó.
Tras la demostración de fuerza de la oposición del sábado pasado, cuando se congregaron 50.000 personas pese a la intensa lluvia, la policía moscovita tomó medidas de seguridad.
Según informó la agencia rusa Interfax, en diferentes plazas y bulevares, así como en el metro de la capital rusa, se han puesto cordones policiales y circulan patrullas de las fuerzas especiales.