El secretario general de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, alertó este lunes de que los supremacistas blancos y los neonazis se están convirtiendo en una «amenaza transnacional», aunque no ha mencionado ningún país específico.
«Los movimientos de supremacistas blancos y neonazis son más que una amenaza de terrorismo doméstico. Se están convirtiendo en una amenaza transnacional», advirtió durante su intervención en la 46ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
«Con demasiada frecuencia, estos grupos de odio son aclamados por personas que ocupan puestos de responsabilidad de formas que se consideraban inimaginables no hace mucho tiempo», agregó, antes de pedir una «acción global coordinada» para «vencer a este grave y creciente peligro».
Por su parte, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, aprovechó su mensaje para abordar la pandemia del covid-19 y destacó que su impacto sanitario «está lejos de acabar», mientras que sus efectos en la economía, libertades, sociedades y personas «sólo acaban de empezar».
«El incremento global de la pobreza extrema, que acelera las desigualdades, los reveses en la igualdad y los derechos de las mujeres, en la educación y las oportunidades para los niños y los jóvenes y la Agenda de Desarrollo Sostenible son inquietudes que podrían sacudir los cimientos de las sociedades», lamentó.
ONU: La crisis tiene rostro de mujer
En este sentido, Guterres también puso el foco en el desproporcionado efecto que la pandemia de covid-19 está teniendo sobre las mujeres. «La crisis tiene rostro de mujer», dijo, aludiendo también a que las personas con discapacidad, las personas mayores, los refugiados, los migrantes y los indígenas también han pagado «un precio más alto que otros» durante el primer año de la pandemia.
Asimismo, manifestó que el proceso de inmunización contra el covid-19 a nivel global ha sido injusto. «Más de 75% de todas las vacunas» han sido administradas por solo diez países. Además, indicó que la igualdad en este sentido es consistente con los Derechos Humanos, pero el nacionalismo de las vacunas los niega. «Las vacunas deben ser un bien público global, accesible y asequible para todos», alertó.
Por último, dedicó unas palabras a la situación en Birmania y consideró que los golpes de Estado «no tienen cabida» en el «mundo moderno». Por ello, pidió al ejército birmano «detener la represión inmediatamente, liberar a los prisioneros, poner fin a la violencia y respetar los Derechos Humanos y la voluntad de la ciudadanía expresada en las elecciones recientes».