Los gobiernos y el sector privado tendrían que invertir al menos 11 billones de dólares (unos 10,6 billones de euros) en soluciones basadas en la naturaleza hasta 2050 para conseguir limitar el aumento de la temperatura de la Tierra por debajo de 1,5 grados, alertaron este jueves las Naciones Unidas.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC, en sus siglas en inglés) identifica los 1,5 grados, respecto a los niveles preindustriales, como un punto de inflexión clave más allá del cual crecerá de forma drástica el riesgo de fenómenos como las sequías extremas, los incendios forestales o las inundaciones.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero no bastará para frenar el calentamiento del planeta, según la nueva edición del informe «Estado de las finanzas para la naturaleza», publicado este jueves por el Programa de la ONU para el Medioambiente (Pnuma), con sede en Nairobi, en colaboración con la Iniciativa de la Economía de la Degradación de la Tierra (ELD, en inglés).
Las soluciones basadas en la naturaleza -como la reforestación, el uso de energía solar o la agricultura sostenible- son medidas o políticas que protegen los ecosistemas y potencian su capacidad para detener la pérdida de biodiversidad, reducir las emisiones y atajar la degradación de la tierra.
De acuerdo con el informe, las inversiones en general en este tipo de medidas deberían más que duplicarse para 2025, pasando de los actuales 154.000 millones de dólares anuales (más de 148.500 millones de euros) a 384.000 millones (unos 370.000 millones de euros).
«A medida que hacemos la transición hacia cero emisiones netas en 2050, también debemos reorientar toda la actividad humana para aliviar la presión sobre el mundo natural del que todos dependemos», afirmó la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, en un comunicado.
Andersen hizo un llamado a gobiernos, empresas y sector financiero para que aumenten drásticamente los fondos hacia soluciones basadas en la naturaleza.
No obstante, dado que es improbable que los gobiernos incrementen sus inversiones, que representan actualmente 83% del total global y se enfrentan a desafíos como conflictos, deuda pública o pobreza, debe ser el sector privado quien las aumente significativamente, por encima de 17% actual (26.000 millones de dólares o unos 25.000 millones de euros anuales), señaló el Pnuma.
«Esto contrasta marcadamente con la miríada de compromisos libres de deforestación y con cero (emisiones) netas realizados por empresas agroalimentarias, bancos a inversores, que se han traducido en pocas acciones y poco capital desplegado», según el informe.
En este sentido, alerta el Pnuma, los ecosistemas marinos están especialmente faltos de inversión en este tipo de medidas, al recoger solo 9% del total de flujos financieros, a pesar de que el océano cubre más de 70% de la superficie terrestre y absorbe alrededor de 25% de las emisiones de dióxido de carbono.
En este escenario, las inversiones públicas en medidas que son negativas para la naturaleza, como subsidios para los sectores de la pesca, la agricultura y los combustibles fósiles, son aún entre tres y siete veces superiores a las positivas.
Las subvenciones dañinas son especialmente elevadas en el ámbito de la energía (hasta 530.000 millones de dólares al año o más de 511.000 millones de euros) y la agricultura (unos 500.000 millones de dólares o 482.000 millones de euros).
El informe se publica a pocos días de la celebración en Montreal (Canadá) entre el 7 y el 19 de diciembre de la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP15), con la asistencia de miles de delegados de todo el mundo, para negociar un acuerdo global sobre biodiversidad.
En la cumbre se abordarán controvertidas medidas como la designación de al menos 30% de la superficie terrestre y oceánica del planeta como espacios protegidos o la eliminación, o drástica reducción, de esos incentivos y subsidios dañinos.