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La ola de denuncias de abusos sexuales que estremece a la Iglesia chilena

por Avatar AFP

Un grupo de nueve víctimas del pedófilo cura chileno Fernando Karadima se reunirá a comienzos de junio en el Vaticano con el papa Francisco, que ajusta una profunda reestructuración de la Iglesia del país trasandino, sumida en una enorme crisis tras una serie de escándalos de abusos sexuales.

Francisco mantiene sus ojos puestos en el clero de Chile. Tras reunirse con las víctimas directas de Karadima y citar a Roma a todos los obispos chilenos se reunirá ahora con siete sacerdotes y dos laicos.

«La mayoría de nosotros fuimos víctimas del sistema abusivo que se practicaba cuando participábamos en la parroquia del Sagrado Corazón de Providencia», llamada El Bosque, de la cual Karadima fue su máximo jerarca por varias décadas, dijeron en una declaración pública quienes se reunirán próximamente con el papa.

Desde la iglesia de El Bosque, Karadima ejercía una gran influencia sobre la alta sociedad chilena y el clero, donde se le destaca como formador de varios obispos y sacerdotes.

Otros miembros del grupo, que viajará a Roma entre el 1 y el 3 de junio, colaboraron en los procesos de acompañamiento y cercanía con los tres denunciantes de Karadima: James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, a quienes Francisco recibió ya en Roma al inicio de su ronda de entrevistas.

«Los nueve esperamos que nuestra experiencia pueda servir también para dar voz a muchos otros que han sufrido abusos o han acompañado a personas abusadas», agrega la declaración pública, que se dio a conocer un día después que la Iglesia católica chilena informara de la suspensión de 14 sacerdotes de la ciudad de Rancagua (centro) por cometer supuestos delitos sexuales.

Completa reestructuración 

La invitación a este nuevo grupo de «víctimas de abusos de poder, de conciencia y sexuales» por parte de Karadima, de acuerdo al Vaticano, tomó por sorpresa al clero chileno, que sigue atento los pasos del Santo Padre, quien anticipó que tomará medidas de «corto, mediano y largo plazo».

«Nuestro deseo es ir donde el papa y poder aportarle, para que podamos evitar la existencia de más víctimas de abusos, colaborar para que las víctimas ya no existan», dijo el sacerdote Alejandro Vial, uno de los que viajará a Roma, en rueda de prensa este miércoles.

La Santa Sede abrió una profunda investigación tras las denuncias en contra del obispo Juan Barros, a quien se le acusa de encubrir los crímenes de Karadima, suspendido de por vida después de haber sido declarado culpable en 2011 de abusos sexuales a menores de edad en los años 1980 y 1990.

Desde ahí ha puesto sus ojos sobre toda la Iglesia católica chilena, donde habría existido una estructura de poder que habría posibilitado la sucesión de abusos.

«Es una tema de estructura del poder que ha permitido todos estos abusos. El papa constató de que había un problema en la Iglesia chilena, una crisis», explicó por su parte Eugenio de la Fuente, otro de los sacerdotes que serán recibidos por el papa.

Con esta reunión, de acuerdo al Vaticano, concluye la primera fase de encuentros con víctimas de un «sistema abusivo instaurado hace varias décadas», en la iglesia de El Bosque, de donde era mentor Karadima.

¿Por qué ahora ? 

Si bien los abusos de Karadima ocurrieron hace casi dos décadas y ya fue condenado por el Vaticano, es él quien desencadenó esta crisis en la Iglesia.

Barros -nombrado en el cargo por el propio Francisco tras las denuncias de abusos de Karadima- fue acusado de encubrirlo, y eso empañó la visita del pontífice en enero a Chile. Barros participó de todos los actos públicos y el propio Francisco lo defendió públicamente, señalando que no había «ninguna prueba en su contra».

Una vez en Roma y tras el revuelo generado por el apoyo que le dio a Barros, el papa envió a Chile al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, para investigar directamente las denuncias de encubrimiento.

Después de leer su informe, Francisco citó a todos los obispos a Roma y reconoció haber «incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada».

«Las circunstancias históricas nos han llevado a este momento y nos sorprende. En 20 años no me imaginé nunca que iba a estar con ustedes dándoles esta entrevista», dijo el sacerdote Francisco Javier Astaburuaga, quien por dos décadas acompañó a las víctimas de Karadima.

«Hoy el papa tiene la clara voluntad de hacer un proceso de transformación y cambios para el bien de la iglesia y el santo pueblo de Dios», agregó el sacerdote, otro de los que viajará a Roma.

Tras ser recibidos la semana pasada por el papa en el Vaticano, los 34 obispos chilenos pusieron sus cargos a disposición de Francisco, aunque una vez que llegaron a Chile aclararon que se mantenían en sus funciones.