Rosa María Payá, activista cubana prodemocracia, férrea opositora al régimen comunista y presidenta de la organización Cuba Decide, asegura que el gobierno que ha determinado los destinos de la isla por más de 60 años está en su momento de mayor vulnerabilidad. Con las protestas del 11 de julio, «cualquier vestigio de legitimidad, cualquier máscara de legitimidad, se les ha caído a los Castro y a la dictadura cubana ante su propio pueblo y ante la comunidad internacional», dice Payá a El Mercurio, al teléfono desde Estados Unidos, a donde se trasladó «casi permanentemente» desde que comenzó la pandemia. La activista expuso sobre las manifestaciones y los desafíos al régimen cubano ante el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales el martes 3 de agosto.
Para la activista, la demanda de libertad que «los cubanos están gritando en las calles» es la «expresión más clara de que el pueblo entiende que para salir de la profunda crisis hay que salir de la dictadura». Payá dice que esa es la única demanda del pueblo en las calles -«no estaban gritando ‘abajo el embargo'» de Estados Unidos- y «eso es lo que esperamos que, por ejemplo, el pueblo chileno también apoye».
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–¿Ve en esas movilizaciones el germen de una nueva generación de opositores?
–Creo que la movilización es transversal y me refiero no solo a toda la isla, sino que a todas las generaciones; aunque sobre todo fueron los jóvenes los que estaban en las calles y ahora están siendo víctimas principales de la represión. Lo que deja en claro es que al menos la inmensa mayoría del pueblo cubano quiere un cambio de sistema, quiere transformar su vida. Por supuesto que la oposición cubana ha sido la vanguardia de ese movimiento y ha estado trabajando para que esta movilización se dé a la escala que se está dando, pero estamos hablando de una movilización ciudadana, orgánica, que viene de las necesidades y los deseos más básicos del pueblo cubano.
–Según la información que usted maneja, ¿cuál es la situación de las personas detenidas en el marco de las protestas?
–La situación ha sido horrible y continúa siendo horrible. Las principales ciudades del país están prácticamente militarizadas. Por ponerle un ejemplo, este fin de semana (pasado) militarizaron el Malecón (de La Habana), no se podía ni circular. Hay ciudades donde no se puede caminar de un barrio a otro, aunque signifique cruzar una calle en Santiago de Cuba. Las fuerzas del Ejército y del Ministerio del Interior cubanos, las tropas de élite de las FF.AA. cubanas, han estado reprimiendo durante estas semanas y el domingo (25) hubo disparos con balas reales, hubo heridos y muertos como consecuencia de esa represión.
El centro de denuncias de la Fundación para la Democracia Panamericana (vinculada a Cuba Decide) tiene registradas al menos 750 personas detenidas, muchas de ellas detenidas desaparecidas (…) Muchos están enfrentando cargos en acusaciones conjuntas de hasta 40 o 50 jóvenes en la misma acusación y en muchos casos están alegando los jueces de la dictadura que por asuntos de seguridad nacional los procesos son secretos.
Un día después, dos días después de las protestas, inició también un reclutamiento forzoso de jóvenes cubanos en edad militar, que es a los 17 años. Se los estaban llevando de sus casas con la excusa del servicio militar obligatorio y los estaban forzando a ser parte de la represión. Mientras estamos hablando, todavía están yendo por las casas buscando a los que protestan. El estado de militarización y de violencia que está viviendo ahora mismo la sociedad cubana es dramático y por eso es tan importante el apoyo de la comunidad internacional, para frenar a impunidad con la que se está torturando dentro de las cárceles cubanas.
–Días después de las protestas, la alta comisionada de Naciones Unidas para los DD.HH., Michelle Bachelet, pidió al gobierno cubano la liberación de los detenidos en el contexto de las marchas y llamó al diálogo. ¿Cuánto influye efectivamente este tipo de presión internacional al régimen y qué le pediría usted a la alta comisionada?
–Creo que la situación en la isla requiere que la alta comisionada pida entrar a Cuba. Que pida llegar a las cárceles cubanas y pida ver a los jóvenes que están siendo torturados en estos momentos en las cárceles cubanas, los jóvenes que están desaparecidos. Que pueda Naciones Unidas verificar de primera mano la situación tan grave de DD.HH. que está teniendo lugar en nuestro país.
La alta comisionada debería estar además pidiendo una reacción mundial de solidaridad con el pueblo cubano. Pero, en primer lugar, para detener la impunidad con la que se está reprimiendo a los cubanos dentro de la isla.
–¿Ve posibilidades de que eso ocurra? Para que una misión de la ONU ingrese necesita permiso del gobierno.
–En Cuba estamos enfrentados a una dictadura. Ahora, lo que la dictadura va a hacer es responsabilidad de la dictadura. Lo que la alta comisionada de DD.HH. haga es responsabilidad de la alta comisionada y su misión es velar precisamente por que se respeten los DD.HH. también de los seres humanos que viven en Cuba.
–¿Cuánto influye en la cúpula cubana la presión internacional de otros gobiernos o de instancias como la OEA? Una cosa es lo que diga Naciones Unidas, otra son los gobiernos.
–Justamente. Es muy importante la movilización de los Estados miembros de la OEA y también de los Estados miembros de la Unión Europea. El régimen cubano no produce nada, el régimen cubano es una dictadura parásita que depende de la corrupción, de sus actividades criminales y de la comunidad internacional para sobrevivir. Por tanto, la comunidad internacional tiene una gran responsabilidad en dejar de financiar indirectamente al régimen cubano, que es financiar indirectamente las represiones en Cuba. Cada dólar que le llega a la dictadura cubana es un dólar empleado en reprimir cubanos.
Es muy importante que comience a tomarse acción de parte de la comunidad internacional, que se le suba el costo a la represión en Cuba, que se sancione a cada uno de los represores, de los dictadores. (El Presidente Miguel) Díaz-Canel llamó al combate, en televisión nacional, contra los muchachos que estaban en las calles demandando el cambio. Que se apoye la demanda de libertad del pueblo cubano. Ese régimen ha sido ilegítimo durante 62 años, pero el 11 de julio perdió el último vestigio de legitimidad que le quedaba y la comunidad internacional tiene que actuar en consecuencia: tiene que denunciar la ilegitimidad de ese régimen y apoyar la recuperación de la soberanía del pueblo cubano.
–Antes de las protestas, artistas agrupados en el Movimiento San Isidro (MSI) habían hecho públicos hostigamientos a sus integrantes y después de las protestas, artistas como Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, que han sido identificados como cercanos al régimen, también expresaron su repudio a la represión. ¿Se está enfrentando el gobierno a un nuevo frente cultural?
–Creo que estamos en una nueva etapa donde muchos cubanos, artistas y no artistas han tomado acción en favor del cambio. El movimiento artístico, un fenómeno como ‘Patria y Vida’, esta canción entonada por referentes que son también internacionales de la música cubana, junto con raperos cubanos totalmente ligados a la oposición y a la sociedad civil y al MSI, definitivamente es una fuente de inspiración constante que no solamente ha inspirado a otros artistas cubanos a sumarse al movimiento a favor del cambio, sino que también ha inspirado a otros artistas a nivel internacional.
–¿Cuánta fuerza tiene el movimiento para seguir presionando con las protestas?
–Estamos hablando de la movilización de la ciudadanía de Cuba, de un movimiento transversal. Por supuesto que hay fuerzas para continuar ahora. Hay un régimen que tiene todo el poder de un Estado, que tiene las armas y que las está usando contra los ciudadanos.
–Dice que el régimen es poderoso y está usando toda la fuerza que tiene, pero, a la vez, pareciera que es el momento de mayor debilidad del gobierno…
–¡Absolutamente! El régimen tiene recursos de un Estado, pero en mi historia de vida nunca había visto a la dictadura tan vulnerable como lo está en este momento, por muchos factores. El principal de ellos es que el pueblo cubano ha salido a las calles a decirle ‘no te queremos, queremos un cambio, queremos el fin de la dictadura’. Ese es el centro de este movimiento por la libertad y es también la mayor fortaleza de lo que está pasando en Cuba. Y esa fortaleza es precisamente que la solución y la demanda vienen intrínsecamente del pueblo cubano de manera masiva.
–¿Qué importancia le da usted a que Raúl, el último de los Castro, haya salido de la primera línea, en el papel?
–Exactamente, en el papel. Todo el mundo sabe que la familia Castro, no solamente Raúl Castro, también sus hijos, su círculo cercano, y el resto de los generales que llevan 62 años en el poder en Cuba, se mantienen y todo el mundo entiende que Díaz-Canel es esta especie de títere civil que ha intentado venderle a la comunidad internacional.
De una forma u otra, cualquier vestigio de legitimidad, cualquier máscara de legitimidad, se les ha caído a los Castro y a la dictadura cubana ante su propio pueblo y ante la comunidad internacional. Y eso también es un factor que se agrega a la gran vulnerabilidad que tiene el régimen en este momento. Con lo cual no solo el régimen es muy vulnerable, sino que el pueblo cubano y la comunidad internacional tienen la gran oportunidad de que en apoyo y junto con el pueblo cubano, conseguir probablemente lo que es la victoria más importante de la primera mitad del siglo XXI: la libertad de Cuba y con ello, la estabilidad democrática de toda la región.
Por Carolina Álvarez Peñafiel/ El Mercurio/ GDA.