Al menos 2.480 migrantes han fallecido o desaparecido en aguas del Mediterráneo en lo que va año, una cifra que ya supera la de todo 2022 a falta de un mes para que termine 2023, según indican las estadísticas actualizadas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El Proyecto Migrantes Desaparecidos de esta agencia de la ONU, que lleva a cabo un seguimiento actualizado de los siniestros en rutas de migración de todo el mundo, indica que se han superado ya las cifras del pasado año (2.411) y 2023 se confirma como el año más mortal para la migración en rutas mediterráneas desde 2018.
Desde que la OIM puso en marcha el sistema de seguimiento en 2014, el año con más fallecidos y desaparecidos confirmados fue 2016 (5.136 víctimas), seguido por 2015 (4.055), 2014 (3.289) y 2017 (3.139).
En los 10 años de monitorización, según la OIM, han muerto o desaparecido 28.229 migrantes en el Mediterráneo, entre ellos 22.436 en la ruta central (desde las costas de Libia y otros países del Magreb hacia Italia y Malta principalmente) y 3.464 en la occidental (con destino sobre todo a España).
La ruta oriental, que suele finalizar en las costas del Egeo en Grecia, es la que menos víctimas ha registrado desde 2014 (2.329).
Este año la ruta más peligrosa siguió siendo la del Mediterráneo central (2.188 muertos o desaparecidos en lo que va de 2023), seguida por la occidental (212) y la oriental (82 fallecidos).
La ruta central fue escenario en junio de uno de los peores naufragios de que se tiene registro, en aguas del mar Jónico entre Italia y Grecia.
En ese naufragio ocurrido a unos 80 kilómetros de las costas griegas se confirmó la muerte de al menos 82 ocupantes de un pesquero que transportaba migrantes paquistaníes, sirios y de otros países de Asia Central y Medio Oriente, aunque se cree que la cifra real de fallecidos fue de unos 500, dado el elevado número de desaparecidos.
Los fallecidos y desaparecidos suponen alrededor de 1% de las personas que han intentado cruzar el Mediterráneo hacia Europa (más de 266.000 en lo que va de año), de las que unas 87.000 fueron interceptadas por las autoridades en el mar, siempre según los datos de la OIM.
La ruta mediterránea es de lejos la que más muertos y desaparecidos ha dejado desde 2014: sus 28.000 víctimas duplican por ejemplo las cerca de 14.000 que se han dado en el conjunto de rutas africanas restantes, incluidas las que atraviesan el desierto del Sáhara, las del mar Rojo y las del Atlántico hacia las Canarias.
En América del Sur y Central, donde se considera que se encuentran las rutas más peligrosas para la migración terrestre, los fallecidos y desaparecidos desde 2014 se elevan a 8.543, incluyendo trayectos como el paso de la frontera entre EE UU y México, el Caribe o el Tapón del Darién situado en el istmo entre Panamá y Colombia.