La crisis política de Nicaragua está en plena efervescencia. Reformas electorales, nombramiento de nuevos integrantes del ente rector de los comicios, ilegalizaciones de partidos políticos, detenciones de precandidatos y ataques a medios de comunicación, todo en poco más de un mes.
El Partido Conservador de Nicaragua (PC) fue una de las organizaciones ilegalizadas por el régimen de Daniel Ortega. Previamente anunciaron que no participarían en las elecciones del próximo 7 de noviembre por considerar que no están dadas las condiciones para un proceso transparente. El Consejo Supremo Electoral resolvió el 19 de mayo cancelar su personalidad jurídica, como lo hizo también con el Partido de Restauración Democrática (PRD), con cuya tarjeta participaría la Coalición Nacional, una de las principales plataformas opositoras.
Es la tercera vez que el PC es ilegalizado. Primero fue en 1963 y luego, bajo el mandato de Ortega, en 1984.
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Elecciones fraudulentas en Nicaragua
Alfredo César Aguirre, presidente del PC, señaló a El Nacional en una conferencia por WhatsApp que la aprobación de la reforma electoral por parte de la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, “en lugar de avanzar hacia unas elecciones transparentes lo que hace es retroceder”.
En ella, dijo, se incorporaron nuevos mecanismos de inhibición de candidatos que antes no estaban.
César especificó asimismo que el Consejo Supremo Electoral, que tiene siete rectores principales y tres suplentes, está formado por incondicionales a Ortega.
“El Partido Conservador se ha negado a participar en este proceso que está viciado”, señaló.
“Hicimos un debate muy extenso al respecto y por unanimidad se decidió que, con ese Consejo Supremo Electoral y esa ley, no vamos a participar en las elecciones porque inevitablemente van a ser fraudulentas”, agregó.
Nicaragua y Venezuela
César puntualizó que el proceso que vive su país es similar al venezolano, con algunas diferencias. “Lo que pasa es que va unos años atrás”, destacó.
Explicó que, a pesar del parecido, ya Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, vivió el desastre económico que padece Venezuela, lo que marca una diferencia importante. “Esa experiencia la aprendió en la década de 1980”, dijo.
Advirtió que, a pesar de la crisis social el país tiene economía de mercado, lo que le permite lograr cierta estabilidad. “La convertibilidad del dólar en Nicaragua es estable”, apuntó.
César nació en Granada, Nicaragua, el 24 de abril de 1951. Tiene 70 años de edad. Fue ministro-secretario de la Junta de Gobierno que sustituyó a Anastasio Somoza, en 1979. Fue diputado y presidente de la Asamblea Nacional (1991-1993), durante el gobierno de Violeta Chamorro. El PC, del que es presidente, es el partido más antiguo del país, fundado el 27 de octubre de 1851.
¿Participar en elecciones?
–¿Pero hay una oposición que aspira participar en las elecciones, incluso como protesta?
–Estamos conversando. Estos diálogos, sin embargo, los tuvimos antes de las detenciones de Cristiana y Arturo, lo que nos ha conmocionado a todos. Muchos de los que antes decían que había que participar ahora dudan. La situación se ha deteriorado muy seriamente. Yo, en este momento, con franqueza creo que las elecciones, luego de la arremetida del régimen, están en cuidados intensivos, al borde de la muerte. Se están moviendo ya los instrumentos internacionales para que haya manifestaciones con claridad.
–¿A qué se refiere?
–Al Consejo Permanente de la OEA que tendrá que manifestarse porque previamente pidió unas reformas electorales que no se hicieron. También gobiernos como Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, estos dos últimos miembros de la OEA, pero que tienden a declarar por sí solos. Algunos gobiernos latinoamericanos también. El canciller de República Dominicana se pronunció duro y categórico contra Ortega y todo esto de las elecciones.
–¿Y la Unión Europea?
–Los parlamentarios europeos están presionando fuertemente, y los partidos políticos democráticos.
–¿Será que para que haya una solución en Nicaragua y Venezuela tendrán que ponerse de acuerdo las grandes potencias? ¿Es un problema que tendrán que resolver Estados Unidos y Rusia como en su momento lo hicieron George Bush y Mijail Gorbachov?
–Rusia no tiene un papel preponderante. Tiene importancia por las armas nucleares que heredó de la Unión Soviética, pero no tiene ni la presencia física ni la asistencia que otrora. Rusia no está manteniendo a esos países, apenas les está ayudando a sobrevivir. En teoría pudiera repetirse, pero yo creo que Estados Unidos lo que le va a decir a Rusia es que nada tiene que hacer en las Américas. Puede que en la reunión que van a tener Joe Biden y Vladimir Putin se toque el tema, pero dudo mucho que se aventure una solución.
Lo que le queda a la oposición
-¿Y entonces qué puede pasar con las elecciones en Nicaragua?
–Creo que vamos inexorablemente a una ilegitimación de las elecciones, como lo que ocurrió con los comicios que eligieron a Maduro en 2018. Yo lo veo muy posible en este momento.
–¿Qué le queda a la oposición pensando en esa situación?
–Los venezolanos nos llevan la delantera en eso, unos tres años, y esa experiencia nos servirá para no repetir los mismos errores. De todas formas, la gran diferencia es que Maduro está sentado sobre las reservas más grandes del mundo de petróleo y gas natural y aunque, no se sabe públicamente porque no lo dicen, es evidente que cada vez que necesita una caja chica se la suple China o Rusia a cambio de nuevas concesiones de exploración o explotación. Ese dinero se comparte con los líderes militares y es la forma de mantenerse en el poder. Eso no existe en Nicaragua. Aquí no hay reservas estratégicas ni grandes potenciales en minerales. Ortega vive de ser reconocido, hay que comprenderlo. Eso le permite acceder al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, al Banco Interamericano de Desarrollo y al Banco Centroamericano de Integración Económica, sobre todo a este último.
–¿Qué pasaría si a Ortega se le deja de reconocer como presidente?
–A un Ortega no reconocido por el mundo democrático occidental se le cierran estatutariamente todas las puertas. Si no eres miembro del Sistema Interamericano no se tiene acceso a préstamos. Ortega se convertiría en un factor tóxico para su propia gente. Esa es una enorme diferencia entre Nicaragua y Venezuela. Por eso ir a las elecciones es muy peligroso porque podría servir de argumento para no suspender a Ortega en la OEA después de esos comicios.