El presidente boliviano, Evo Morales, descartó este sábado cualquier negociación política con la oposición.
Los contrarios a Morales cuestionan los resultados de su victoria electoral y ejercen presión en las calles para forzar un balotaje a pesar de que el tribunal declaró vencedor al mandatario.
«Quiero decirles: aquí no hay negociación política, aquí se respeta la Constitución y al partido que ha ganado en las últimas elecciones nacionales. Quiero que (eso) sepa la derecha boliviana», dijo el gobernante en tono desafiante.
El anuncio llega después de las declaraciones Carlos Mesa, su rival en los comicios, que rechazó y desconoció el cierre del cómputo nacional de las elecciones generales. Alegó que fue el resultado del fraude y el incumplimiento de la voluntad popular.
Morales desafió más temprano a los gobiernos de Argentina, Brasil y Colombia a participar en la auditoría de los comicios y demostrar el supuesto fraude que se le atribuye.
«Si hay fraude, al día siguiente convocamos a la segunda vuelta. Invito a los cancilleres (a la revisión de los votos)», señaló. «Yo los voy a acompañar a revisar voto por voto, acta por acta, municipio por municipio», agregó.
La misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) recomendó una segunda vuelta como la «mejor opción» para dirimir la reñida contienda electoral boliviana.
La Unión Europea, Estados Unidos, Argentina, Brasil y Colombia se sumaron a ese pedido a fin de despejar dudas sobre la transparencia del proceso electoral boliviano. Solo Cuba, México, Nicaragua y Venezuela felicitaron a Morales por su victoria.