El vicepresidente estadounidense Mike Pence visitó este sábado a Irak sin reunirse con las autoridades de Bagdad. En la capital iraquí un nuevo manifestante murió en las protestas populares que continúan sacudiendo al país.
Irak es presa de un movimiento de protesta espontáneo y de una crisis social que ha dejado casi 350 muertos en poco más de un mes. Un fenómeno inédito desde la caída en 2003 del dictador Sadam Husein, después de que Estados Unidos invadiera el país.
Mientras que la calle reclama una refundación del sistema político establecido por los estadounidenses después de 2003, y ahora muy influenciado por Irán, Washington, prácticamente, se ha limitado a guardar silencio.
Una actitud que, según los expertos, confirma el declive de su influencia en Irak e incluso su desinterés por ese país.
Desde hace años, Irán ha cooptado dirigentes, pagado a agentes iraquíes y se ha infiltrado en todos los aspectos de la vida política, económica y religiosa de Irak, señaló una reciente filtración de documentos de los servicios de inteligencia iraníes.
Hace cerca de un año, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, festejó la Navidad en la base de Ain al Asad. Entonces, Trump tampoco se reunió con ningún oficial ni visitó Bagdad.
Esto dio lugar a la enésima campaña de los simpatizantes de Irán en el Parlamento para expulsar de Irak a los 5.200 soldados que Estados Unidos tiene desplegados en el país.
Para su primera visita a Irak como vicepresidente, Pence decidió celebrar Acción de Gracias con las tropas en esa misma base.
Luego se dirigió a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde garantizó al presidente de la región autónoma y a su primer ministro su agradecimiento y determinación para mantenerse al lado de los aliados kurdos, indicó un responsable estadounidense.
Llamada telefónica
Pence telefoneó durante el día al primer ministro de Irak, Adel Abdel Mahdi, indicaron dos responsables iraquíes a la AFP.
Al ser preguntado por la AFP, un portavoz de la presidencia iraquí afirmó que no se le informó de la visita de Pence.
Desde el jueves, nueve representantes fueron alcanzados por las balas, granadas lacrimógenas y pelotas de goma, según fuentes médicas.
El último manifestante muerto hasta la fecha se registró el sábado. Falleció por el impacto de una pelota de goma lanzada por las fuerzas de seguridad en el puente de Al Ahrar, cerca del epicentro de las protestas en la capital.
Decenas de manifestantes resultaron heridos en Bagdad y en varias ciudades del sur del país, donde las protestas y las acciones de desobediencia civil continúan.
En Kerbala, una ciudad santa situada al sur de Bagdad, los manifestantes formaron un cortejo fúnebre en honor a un manifestante desaparecido que al final fue hallado muerto en el maletero de su vehículo, constató un corresponsal de la AFP.
Perfil bajo
De un tiempo a esta parte, Washington parece ocupar una posición marginal en el plano político en Irak, aunque sigue apoyando al país en la lucha contra las células yihadistas del grupo Estado Islámico, encabezando una coalición internacional a tal efecto.
La relación entre Estados Unidos e Irak está en su punto más bajo, reiteran responsables de ambos países. Sobre todo con Abdel Mahdi, considerado demasiado próximo a Irán.
El jefe de gobierno, que lleva 13 meses en el cargo, todavía no ha viajado a Washington. Su visita se ha postergado repetidas veces en los últimos meses.
Además, varios responsables iraquíes pagaron las tensiones entre Estados Unidos e Irán, y fueron sancionados por violación de los Derechos Humanos.