Dieciséis meses después del asalto al Capitolio en Washington por parte de partidarios de Donald Trump que gritaban «cuelguen a Mike Pence», el protagonista de esta furia está haciendo las paces con los republicanos y se perfila como rival de su antiguo jefe para la nominación presidencial de 2024.
El exvicepresidente ha empezado a poner de lado años de lealtad inquebrantable a Donald Trump y está mostrando una nueva y desafiante faceta independiente, al tiempo que parece embarcarse en un desafío por la Casa Blanca.
Ha sido un tiempo agitado para este cristiano evangélico de 62 años de edad que se convirtió en un paria del mundo de Trump tras rechazar las exigencias del líder republicano de anular las elecciones de 2020 desde su posición como presidente del Senado.
Reprendido constantemente por Trump después de la victoria de Joe Biden -e incluso abucheado al coro de «¡traidor!» en una conferencia conservadora en Florida-, Pence continuó elogiando a su agresor en público.
Pero recientemente empezó a responder, diciendo que Trump estaba «equivocado» al insistir en que los vicepresidentes podían anular las elecciones, y además marcando sus diferencias con el exmandatario en múltiples asuntos, desde la relación con el líder ruso, Vladimir Putin, hasta el derecho al aborto.
El lunes, Pence enfatizó su separación de Trump al liderar un mitín de Brian Kemp, gobernador de Georgia y un acérrimo rival del exmandatario, en la víspera de su aplastante victoria en las urnas sobre un rival respaldado por Trump.
«En poco más de un año -piénsenlo- la administración Biden-Harris desencadenó un maremoto de políticas de izquierda», dijo Pence a la multitud, sonando como un candidato en pos de las próximas elecciones.
«Esto ha erosionado nuestra posición en el mundo y ha sofocado nuestra economía. Saben, francamente, los demócratas se han movido rápido y a veces no creo que el ala de izquierda sepa lo que la extrema izquierda está haciendo».
Relevancia perdida
El giro de Pence, del respeto al desafío, es inusualmente audaz dado el historial de Trump de aplastar a cercanos colaboradores con apodos memorables que terminan quedándose en la memoria.
Basta recordar a sus oponentes en las primarias de 2016, el «Mentiroso» Ted Cruz, el «Decaído» Jeb Bush y el «Pequeño Marco» Rubio. Trump, sin embargo, se ha abstenido de darle un sobrenombre a Pence, pero se espera que ahora lo haga.
Previo al mitin de Kemp, Trump desató a su vocero Taylor Budowich para afirmar a The New York Times que Pence estaba «desesperado por recuperar su relevancia perdida» y había estado andando en el olvido «antes de que fuera desplumado y su carrera política fuera salvada» en 2016.
Falta ver si Pence puede distanciarse de Trump al tiempo que se desprende de la base leal del expresidente.
Nada hace pensar en esto último viendo lo sucedido en Georgia, donde los seguidores del expresidente se hicieron presentes en el mitin de Kemp para apoyar la versión de Trump sobre un fraude en las elecciones de 2020 y mostrar su disgusto por la apostasía de Pence.
«El no apoyó a Trump cuando llegó el momento», dijo Helen Allen, de 50 años, descartando la perspectiva de Pence como presidente.
«Buena suerte con eso», manifestó Jan Sheffield, de 66 años, otro seguidor de Trump. «Solo espero que (Pence) se pueda permanecer fuera de la cárcel… es un traidor porque debió detener esas elecciones».
Cristiano, conservador, republicano
Pence aún no ha tirado la toalla y tal vez no lo haga por meses, incluso si decidiera dar el paso.
Pero más de una vez ha descartado presentarse en 2024, incluso si Trump está en la carrera, comentando a la prensa que él y su esposa Karen rezan sobre el tema e «irán a donde sean llamados».
Pence ha pasado gran parte del último año recorriendo estados como Iowa, Carolina del Sur y New Hampshire, donde se han producido las primeras nominaciones, para reforzar su visión política como «cristiano, conservador, republicano, en ese orden».
Trump, por ahora no se ha comprometido para volver a presentarse una vez más a la nominación republicana. E incluso si declinara un tercer intento de llegar a la presidencia, eso no aclararía el camino de Pence a la Oficina Oval.
Una encuesta de YouGov, realizada el 9 de mayo, sobre los potenciales nominados republicanos para 2024 presentaba a Trump muy por delante con un 55%.
El gobernador de Florida, Ron De Santis, estaba en segundo lugar con el 26%, mientras que Pence tenía un distante tercer lugar con el 7%.
Una posibilidad que el mundo puede descartar con seguridad es la llave Trump-Pence en 2024, ya que el expresidente le ha puesto punto final.
«No creo que la gente lo aceptara», había dicho Trump al Washington Examiner en marzo.
«Mike y yo tuvimos una gran relación salvo por el muy importante factor que tuvo lugar al final. Teníamos una muy buena relación», subrayó Trump.
«No le he hablado en un largo tiempo».