Cientos de personas en busca de asilo fueron dejadas por las autoridades fronterizas durante días a la intemperie a los pies del muro que divide Estados Unidos con México, denuncian migrantes y activistas que calificaron la situación de vergonzosa y preocupante.
«Teníamos personas que desarrollaron problemas en la piel por el exceso de exposición al sol, quemaduras, deshidratación seria», dijo a AFP Adriana Jasso, de la ONG Comité de Servicio de los Amigos Americanos en San Diego.
«Había personas esperando durante 15, 18 horas, gente que esperó por dos días o dos noches» para entregarse a las autoridades en el sector de San Diego, California, en un corredor de tierra entre los dos muros que separan a México de Estados Unidos.
«La noche del domingo teníamos unas 600 personas, muchos de ellos, niños», dijo Jasso, cuya ONG instaló varias carpas en el lugar para suministrar a los migrantes, agua, comida, protector solar, cobijas, artículos sanitarios y facilitar la recarga de celulares.
Jasso explicó que las autoridades fronterizas argumentaron no tener capacidad para movilizar con mayor rapidez a los migrantes provenientes de unos veinte países, desde Asia hasta Latinoamérica. «Pero creemos que podría haber maneras de al menos proveer sombra y agua», cuestionó.
Migrantes duermen en el piso
«Uno todavía aguanta, pero lo que más duele es ver a la gente más vulnerable. Ver a los niños, las mujeres, aguantando frío, calor, con mosquitos, durmiendo en el piso», dijo Diego Salazar, colombiano de 32 años de edad que pasó dos meses en México intentando entregarse a las autoridades estadounidenses para pedir asilo.
Primero solicitó cita en la aplicación CBP One del Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza estando en Matamoros.
Pero la cita no llegó, y luego de esperar un mes durmiendo a las orillas del río Grande (frontera natural con México), decidió ir al extremo contrario, en Tijuana, para entregarse a la patrulla fronteriza en el muro.
Al llegar la madrugada del lunes, encontró a cientos de migrantes durmiendo en el piso.
Salazar explicó que los oficiales les entregaban brazaletes cada día, pero por el color «uno veía que era lunes y aún estaba la gente del fin de semana».
«Las autoridades por la parte de afuera del muro llegaban y botaban (botellas de) agua dos o tres veces al día» al otro lado de la barrera, dijo.
«Devuélvete para tu país»
En algunos centros de procesamiento el trato es también «muy duro», dijo a la AFP Andrea Sánchez, colombiana de 27 años de edad que fue liberada este jueves con una orden de presentación judicial para discutir su situación migratoria.
«Estuve prácticamente cuatro días sentada, sin poder dormir», dijo.
«Es triste ver tantos niños ahí, bebecitos, acostados en esas colchonetas en el piso», comentó Sánchez, que dijo haber compartido un cuarto con tres sanitarios sin puertas con unas 250 mujeres, más niños.
«No nos podíamos ni bañar, ni cepillar los dientes y las mujeres que tenían el período se tenían que quedar así».
«Si uno tocaba, digamos, la puerta si necesitábamos una toalla, si necesitábamos algo, decían ‘¿Quién te dijo que vinieras a mi país?, ¡Este es mi país!, ¡Vuélvete para tu país! Todo el tiempo menospreciando a las personas», agregó Sánchez conteniendo las lágrimas.
«Es preocupante», dijo Jasso, quien recordó que en mayo cientos de migrantes atravesaron situaciones similares cuando las autoridades dijeron estar sobrecargadas por el incremento del flujo debido a los cambios en las políticas fronterizas.
«Dijeron que habían aprendido mucho en caso de que la situación se repitiera», comentó. «La situación se repitió, así como algunos de los mismos errores».
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