La pandemia ha provocado una serie de consecuencias económicas en todo el mundo. En países de Latinoamérica, los migrantes venezolanos son algunos de los más afectados, pues han visto desaparecer los empleos temporales que les permitía enviar dinero a sus familiares en Venezuela.
Diversas ONG alertan que ante esta situación, no solo sus familiares en Venezuela se ven gravemente afectados, sino que estas personas que están fuera del país están comenzando a pasar hambre.
Alrededor de la mitad de los venezolanos que migraron a otros países de América del Sur son trabajadores informales, según estimaciones de Provash Budden, director regional de las américas para el grupo de ayuda humanitaria Mercy Corps. El impacto económico del virus golpeó de lleno a esos trabajadores, que cuentan con poca o ninguna red de apoyo.
Unos 20.000 venezolanos han vuelto a casa desde principios de marzo, según el gobierno colombiano, que ha pagado unos 396 pasajes de autobús para llevarlos a la frontera venezolana.
Los emigrantes venezolanos en Sudamérica corren un alto riesgo de infección porque deben trabajar de cara al público o quedarse recluidos en departamentos cada vez más abarrotados, señaló Budden, de Mercy Corps.
“Desde un punto de vista de salud pública, es una receta para el desastre», afirmó.
Nicolás Maduro ha dicho que los venezolanos serán bienvenidos si regresan, aunque quienes llegan a la frontera afirman otra cosa. Muchos son retenidos durante dos semanas en San Cristóbal en recintos deportivos o escuelas donde no tienen las condiciones para vivir.
Mientras tantos quienes antes se beneficiaban por las remesas, ahora se ven de manos atadas para poder sobrevivir en un país donde el sueldo mínimo equivale a unos tres dólares. Además, la gran parte de los empleos en Venezuela, al igual que en todo el mundo, también se han visto afectados.