Las protestas en Panamá contra un contrato minero están afectando también a los migrantes que cruzan el Tapón del Darién para intentar llegar a Estados Unidos. Las manifestaciones, que ocurren desde hace más de una semana, tienen colapsado el país.
Según el medio Centroamérica360, las protestas impiden que los migrantes puedan seguir su camino hacia Costa Rica. Los migrantes esperan en las estaciones de Recepción de Migrantes de Lajas Blancas y San Vicente, en Darién, así como en el pueblo de Bajo Chiquito.
Se estima, indica esta página de noticias, que hay al menos 4.000 migrantes varados.
La cantidad de migrantes en la localidad genera hacinamiento a la hora de instalar carpas o necesitar de agua potable e insumos médicos, pues es un poblado pequeño.
Radio Fe y Alegría también informó que en Bajo Chiquito no hay infraestructura para que los migrantes duerman varias noches. Hasta ahora solo era un lugar de paso, en el que organizaciones civiles y de asistencia humanitaria ofrecían atención primaria de salud, alimentación y aseo.
«¿Queremos diálogo? ¡No! ¿Consulta? ¡No! ¡Queremos derogación ya del contrato minero!», gritaron este lunes miles de panameños en Ciudad de Panamá pese a la propuesta del Ejecutivo de someter el contrato a una consulta popular vinculante, como salida a la crisis que vive el país.
Más de 5.000 personas, según estimaciones a la agencia EFE de la Defensoría del Pueblo, marcharon desde un céntrico parque de la capital panameña hasta los predios de la Asamblea Nacional exigiendo al presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, que tumbe ese contrato ley con Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals (FQM).
«(La consulta popular) no nos sirve porque es una propuesta realmente inconstitucional. Es ganas de marear al pueblo y él sabe que no es legal», dijo a EFE el líder indígena Ariel Mendizábal.
Según Mendizábal, este contrato minero fue hecho «sin consulta», por lo que pidió al Ejecutivo «bajar la mano y decir al pueblo que esa ley no es conveniente porque violenta nuestros intereses, ya que una empresa minera no nos beneficia, nos trae la destrucción de la biosfera».
La marcha, presidida por cientos de banderas de Panamá, estuvo encabezada por enfermeras que se unieron a la protesta, además de ambientalistas, grupos indígenas y jóvenes.
En las pancartas se podían leer mensajes como «No a la mina. Queremos derogación de la ley» y «Nito (apodo del presidente), el oro de Panamá es verde».
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