Los migrantes viven con miedo y tristeza el restablecimiento por parte de Estados Unidos del programa «Quédate en México», que les obliga a esperar en ciudades de la peligrosa frontera norte mexicana mientras las cortes estadounidense resuelven sus solicitudes de asilo.
El restablecimiento este diciembre del programa estadounidense oficialmente nombrado Protocolos de Protección a Migrantes (MPP en inglés), que obliga a los extranjeros a esperar en este país mientras una corte evalúa su solicitud de asilo, ha sido recibido con enorme decepción y preocupación entre la comunidad migrante y activistas, en quienes reina el desconcierto.
La reactivación del programa no es algo claro para los activistas como José María Lara, director del albergue Movimiento Juventud 2000 de Tijuana, quien afirmó que hasta este momento no se les ha explicado qué pasará con quienes sigan intentando llegar a Estados Unidos.
«Creo que es un retroceso, pareciera que nos quisieran ayudar y se ve que en la realidad, en la práctica, no. Este programa incluso es para que la comunidad migrante, con las entradas y salidas, en un momento dejen de insistir», dijo a Efe.
El activista recordó que en 2019, cuando recién se habilitó este programa, los centroamericanos intentaron en repetidas ocasiones obtener el asilo político hasta que llegó el cansancio y desertaron de su objetivo.
«La gente entraba y regresaba y hubo comunidades centroamericanas en que llegado el momento no querían saber más de este programa, y buscaban la forma de quedarse aquí o en las zonas fronterizas», comentó.
En tanto, las familias migrantes tienen duda e incertidumbre sobre lo que conlleva este programa, como es el caso de una mujer originaria de Honduras, quien lleva más de ocho meses en la ciudad de Tijuana durmiendo bajo el velo del albergue Juventud 2000.
Para ella, no hay información clara sobre este programa, y llegar a Estados Unidos es su prioridad así tenga que esperar el tiempo que sea necesario. De lo contrario, también planea quedarse a vivir en México pero regresar a Honduras no es una opción para ella.
Para Almadelia Nava, originaria de Acapulco, México, las cosas no son diferentes. La mujer llegó el domingo acompañada de su esposo, sus dos hijas y su hijo adolescente al que integrantes de un grupo criminal le amputaron sus dos dedos pulgares de las manos.
«Lo golpearon, lo maltrataron, le cortaron los dedos y me lo botaron pensando que estaba muerto; no queremos regresar por miedo a que me lo vayan a agarrar», contó Almadelia, cuya familia llegó a Tijuana con los únicos recursos que tenían ahorrados.
De acuerdo a un oficio emitido por José Luis Pérez, miembro de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, A.C., México deberá recibir a más de 26.000 migrantes que serán retornados para que esperen la resolución a su proceso de asilo político, de ellos unos 10.000 en Tijuana.
Esperanza en Ciudad Juárez
En la mexicana Ciudad Juárez, los migrantes ven con esperanza el restablecimiento del programa y se sienten optimistas por las modificaciones entre las que destacan la vacunación contra el covid-19 durante su permanencia en México y la disminución del tiempo de respuesta para regularizar su situación migratoria.
«Es una buena noticia, el tiempo se reduce, aunque sigue la incertidumbre de estar en la frontera y esperar un proceso, sufrimos violencia en México de parte de las autoridades. Es bueno que nos vacunen contra la covid porque la pandemia es un riesgo», dijo a Efe Luis Sorto, originario de El Salvador.
Su compatriota Kelvi Santiago Martínez también destacó la vacunación y la posible reducción de tiempos para dar respuesta a la comunidad migrante, sobre la aprobación o no de su asilo político, lo cual, dijo, disminuye la incertidumbre.
«Ojalá que con este nuevo programa podamos cruzar, esto nos da esperanza a mí y a mi familia. Salimos de nuestro país hace cuatro meses y tengo tres meses en Juárez», contó Martínez a Efe.
Para los activistas, el gran desafío será dónde instalar a los migrantes. Según información de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en esta frontera, de la red que sostienen con 23 albergues, hay 2.967 camas. De este número, el 85 % ya se encuentran ocupadas.
Visión humanitaria
Para el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Interior) de México, Alejandro Encinas, el programa «Quédate en México» debe verse como una muestra más «de que se está priorizando una visión humanitaria en la política migratoria en lugar de polarizar la relación con Estados Unidos».
Además, dijo que está definido el lapso en el que estarán los migrantes refugiados en México pero «esperemos que no se prolongue eternamente, sino que sea una situación de refugio», precisó.
La crisis migratoria golpeó este 2021 con fuerza México con el arribo de centenares de miles de extranjeros -en su mayoría centroamericanos y haitianos- al país buscando cruzar hacia Estados Unidos.
Las autoridades mexicanas han interceptado a 228.115 migrantes y deportado a 82.627 de enero a octubre de 2021, números no vistos en más de 15 años.
Además, 123.000 migrantes han solicitado refugio en los primeros once meses de 2021, otro récord absoluto pues en años anteriores se llegaba a unas 40.000 peticiones.
Como símbolo de esta creciente crisis, varias caravanas de migrantes han salido del sur de México en los últimos meses, siendo la mayoría de ellas desmanteladas por las autoridades del país, que recibieron exhortos por parte de la ONU debido al trato propinado luego de que el programa, impulsado por Donald Trump (2017-2021), dejó varadas a más de 70.000 personas en la peligrosa frontera norte mexicana durante meses.
A lo largo de estos meses, el gobierno mexicano ha insistido en atender las causas de la migración en Centroamérica para frenar la ola, llegando a firmar convenios de cooperación con Estados Unidos para impulsar sus programas de desarrollo.
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