El secuestro de periodistas, el robo de sus equipos y el bloqueo sistemático de las página webs de medios y portales digitales son algunas de las tendencias degradantes para la libertad de prensa en Venezuela.
Miguel Henrique Otero, presidente editor del diario El Nacional y actualmente radicado en España, presentó el informe de Venezuela ante la Comisión de la Libertad de Prensa e Información de la SIP, en la 75 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)
Otero también pidió a la SIP que emita una declaración en esta Asamblea sobre el intento del régimen de Nicolás Maduro de lograr para Venezuela uno de los dos puestos vacantes en el Consejo Nacional de Derechos Humanos.
Indicó que diplomáticos del régimen de Maduro se están moviendo para obtener 120 votos de los países no alineados. Mientras que Oscar Arias, ex presidente costarricense y premio Nobel de la Paz, pidió al gobierno de Costa Rica que presente una candidatura para competir con la venezolana.
El informe lo acompañó un video con algunas de las violaciones de la libertad de prensa en el último año. Incluye una relación de los hechos más significativos. Ocupan más de cuatro páginas.
El texto denuncia que en el último año el clima de libertad de prensa se ha deteriorado y ha hecho más incierto y peligroso el trabajo periodístico.
Tribunales militares
Entre las tendencias degradantes subraya que la política restrictiva de Estado se ejecuta con programas sistemáticos de presión en los que participan varios órganos. Incluidos grupos paramilitares aliados.
“Se utilizan tribunales militares para enjuiciar a periodistas o a reporteros ciudadanos. Esto deriva en el aislamiento total de los detenidos y un estado de desinformación absoluta”, señala.
De acuerdo con el informe, los protagonistas de ataques físicos (sean militares, funcionarios policiales o miembros de grupos paramilitares) gozan de total impunidad.
“En las calles, bandas armadas, a pie o en moto, golpean o disparan contra ciudadanos y contra periodistas que informan sobre las protestas, delante de unidades militares que no impiden la acción de los delincuentes”, agrega.
También denuncia el informe la complicidad del sistema judicial que “persigue a los periodistas y no castiga a los responsables de las agresiones”.
Robos
Hay una novedades. Militares, policías y paramilitares roban equipos a los periodistas. Entre ellos cámaras de video y cámaras fotográficas, teléfonos móviles, grabadoras de audio, micrófonos y hasta los bienes personales que las víctimas portan.
En este punto se menciona el caso del periodista Jorge Ramos y de los profesionales que los acompañaban este año a una entrevista con Maduro. “Les robaron sus equipos en el Palacio de Miraflores por orden directa del presidente”.
En toda Venezuela, agrega, continúan las prácticas represivas y de persecución a periodistas. Salvo aquellos que trabajan para medios o portales oficialistas.
El secuestro de periodistas, que de forma paulatina se ha venido instaurando, les hace desaparecer por días, semanas o meses; sin que sus familiares dispongan de ninguna información sobre su paradero. Tampoco las razones de su desaparición forzosa, ni de las condiciones de salud física y mental en que se encuentran.
Bloqueo sistemático
Otra violación de la libertad de prensa es “el bloqueo sistemático a páginas web de medios y de portales digitales”.
Cientos de reporteros, reporteros gráficos, editores, camarógrafos y especialistas de medios escogieron el exilio. Y sus compañeros que se mantienen en el país realizan su trabajo en condiciones de extrema precariedad.
“Deben realizar varios trabajos para sobrevivir. En la mayoría de los casos ejecutan sus tareas en ambientes precarios y peligrosos», señala el informe.
La crisis económica, combinada con la hiperinflación y la dolarización de la vida cotidiana, sumió a todas las empresas de comunicación en un estado de empobrecimiento creciente.
Ante esta situación, se necesita articular medidas para preservar las estructuras que todavía se mantienen en defensa de la libertad de expresión. Para la integridad física de los periodistas venezolanos, para crear y establecer mecanismos de apoyo financiero a los medios y para mantener esta situación anti-libertad de prensa en la agenda pública internacional.