Este miércoles el gobierno de México, presidido por Andrés Manuel López Obrador, restó importancia a los aranceles impuestos por Estados Unidos al acero mexicano y los deslindó de los anteriores conflictos comerciales.
En conferencia de prensa en el Palacio Nacional, Graciela Márquez, secretaria de Economía, descartó que se trate de una guerra comercial con el país vecino y dijo que este tipo de aranceles son habituales en todo el mundo.
«Hay que distinguir cuándo es un asunto de la relación comercial y cuándo tiene motivaciones de corte proteccionista», expresó Márquez sobre las cuotas compensatorias que Washington anunció el lunes para el acero estructural.
Estos aranceles son una medida provisional, fruto de una investigación que las autoridades de Estados Unidos hicieron sobre un presunto caso de comercio desleal por parte de empresas mexicanas que venden productos que están subvencionados en México, de acuerdo con Márquez.
La investigación concluirá el 19 de noviembre, pero el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha impuesto cuotas —de forma preliminar— a estas firmas, que van desde 0,01% hasta 74% sobre el acero estructural, lo que afecta, entre otros productos, a vigas y tubos.
El gobierno mexicano lo considera un asunto habitual porque Estados Unidos tiene abiertos 488 procedimientos similares en todo el mundo, mientras que en México está llevando a cabo 342 investigaciones de este tipo.
«Cotidianamente nosotros también ponemos aranceles», explicó Márquez, quien reveló que este mismo lunes México aprobó imponer cuotas a productos de Rusia, Brasil y China por prácticas desleales.
Señaló, además, que el gobierno mexicano está centrado en este asunto y que cuenta con un despacho especializado en Estados Unidos para proteger a las empresas mexicanas afectadas y presionar a las autoridades para resolverlo.
Explicó que se está analizando si una aplicación definitiva de estos aranceles permitiría a las empresas mexicanas afectadas seguir siendo competitivas en el mercado estadounidense.
Márquez admitió que desde que Donald Trump es presidente de Estados Unidos, el asunto de los aranceles es muy delicado, pasando a formar parte de la comunicación habitual de México, pero descartó que esta vez se trate de un conflicto comercial grave.
La secretaria también deslindó estas medidas de la amenaza que hizo Trump el mes pasado sobre aplicar aranceles progresivos del 5% hasta el 25% a todos los productos mexicanos como represalia por la crisis migratoria. Luego de negociaciones en Washington, el gobierno mexicano logró frenar esa amenaza, a cambio de aumentar el control de la migración en la frontera con Guatemala.
El canciller Marcelo Ebrard, quien encabezó estas negociaciones, descartó este miércoles en la misma rueda de prensa que a corto plazo el gobierno estadounidense imponga represalias comerciales a México por asuntos políticos.
Asimismo, el gobierno tiene encima de la mesa el conflicto por la exportación de tomate mexicano a Estados Unidos desde que el 7 de mayo Washington impuso aranceles del 17,5% a los tomateros de México.
La secretaria de Economía mantuvo este miércoles una conversación telefónica con el secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross, para buscar soluciones al «empantanamiento de las posiciones». «El diálogo se mantiene abierto y existe disposición para alcanzar un acuerdo para beneficio mutuo», dijo Márquez a través de Twitter.
A petición de los productores de tomate de Florida, el gobierno de Estados Unidos levantó el acuerdo que desde 1996 suspendía las cuotas al tomate mexicano. Graciela Márquez lo considera una medida electoralista y criticó que Estados Unidos impone medidas muy rígidas al tomate mexicano, como la revisión del 100% de los embarques de tomate en la frontera y plazos de espera de 72 horas.