Frente a un gobierno que parece resistirse de momento a implementar medidas serias para enfrentar la pandemia de covid-19, muchos mexicanos han decidido tomar las riendas y protegerse por sí mismos de la amenaza del virus.
«Es un poco alarmante, porque nuestro presidente (Andrés Manuel López Obrador) no se preocupa por la situación», dice Lizet Espinosa, de 26 años.
«Como que lo toma muy a la ligera. Depende de nosotros tomar las medidas de precaución para hacer que el virus no se propague más», añade.
Espinosa habla desde el centro de Ciudad de México, donde comienzan a verse mucho menos personas mientras algunos negocios cerraron sus puertas, advirtiendo incluso a sus clientes de que la salud está primero.
El gobierno de López Obrador ha sido criticado por opositores y ciudadanos en redes sociales por no tomar medidas más estrictas, como cerrar fronteras o limitar la movilidad como ocurre en otros países.
Más aún, videos en los que se observa al mandatario rechazar gel antibacterial antes de su habitual conferencia matutina, y otros donde se luce abrazando y besando a mujeres y niños durante giras recientes por el país, han sido compartidos cientos de veces.
Decenas de memes se burlan de la situación: se comparan imágenes de las drásticas medidas en otros países con la fotografía de un niño lamiendo un pasamanos del metro capitalino, como mofa de la reacción del gobierno.
Un supermercado en Polanco, un distrito elegante de la ciudad, desinfecta las manos de sus clientes y los mangos de las canastas mientras un ejército de limpiadores pasa grandes trapeadores empapados en agua clorada.
Cada vez más personas usan tapabocas y guantes en las calles.
Un médico del Hospital Español, en dicha zona, reconoce que la población es más sabia y toma medidas por sentido común. «Todo esto, en ausencia de intervención gubernamental», dijo a la AFP bajo condición de anonimato.
«Deficiencia gubernamental»
Universidades y escuelas privadas fueron las primeras en parar operaciones por iniciativa propia, antes de que el gobierno decidiera suspender clases en todos los niveles.
Varias empresas cancelaron eventos y decidieron que sus empleados trabajaran desde casa, salvo las de servicios y comercio minorista por la naturaleza de su labor.
Además, gobiernos locales decidieron tomar el asunto en sus propias manos, como el occidental Jalisco, que ordenó el cierre de bares y restaurantes al igual que el central estado de Querétaro.
La liga de fútbol y varios teatros y centros culturales decidieron detenerse, mientras el gobierno de Ciudad de México -del partido de López Obrador- era lapidado por permitir la realización del Vive Latino, un multitudinario concierto que se celebra anualmente en la capital.
Para Manuel García, un poeta y promotor cultural de 64 años que recorre las calles intentando vender un pequeño libro de poemas, la deficiencia gubernamental es contundente. «Mientras la OMS dice que hay que tomar ciertas precauciones, medidas, controles, el gobierno dice que no pasa nada. Y está pasando», agrega.
A su juicio, la crisis por el coronavirus terminará igual que el terremoto que sacudió a México en 1985, que dejó miles de muertos pero impulsó a una sociedad civil que se organizó ante la pasmosa ineptitud del gobierno.
«No necesitamos tener tantos muertos como Italia, para empezar a tomar las cosas como deben de ser tomadas», dice García. «Si el gobierno no quiere es asunto de ellos».
«Seamos responsables»
Sin embargo, para Ana Lilia Peña, encargada de una joyería en el centro de la capital, no todo es culpa del gobierno.
«No es esperar a que el gobierno cierre, es que nosotros tomemos precauciones, que seamos responsables», señala. Sus ventas ya bajaron 50% en los últimos días.
El mandatario ha reiterado que su gobierno actúa con responsabilidad y que se está preparando para cuando los efectos de la pandemia golpeen más fuerte a México, que hasta el momento reporta 203 casos y 2 fallecimientos.
«A los que se desesperan y (…) quisieran que cierre todo: una cosa es, hablando en plata, los que tenemos asegurado un salario y otra cosa, es mucha gente que se busca la vida en la calle», dijo el jueves el mandatario.
«Tenemos que defender esa economía», agregó López Obrador aludiendo al 56% de la Población Económicamente Activa mexicana que trabaja en la informalidad y no puede encerrarse en casa.
La economía mexicana se contrajo el año pasado 0,1% y enfrenta pronósticos desoladores, con caídas estimadas de hasta 4% por efecto de la pandemia.
El presidente dijo también que se tiene un plan, que incluye eventualmente la participación del Ejército y que su administración se prepara con espacios en hospitales, equipos y medicamentos para cuando la crisis golpee más fuerte al país.