Al menos 21 personas resultaron heridas, una de gravedad, por el terremoto de magnitud 6,7 en la escala de Richter que azotó el noroeste de Japón este martes en la noche y generó un leve tsunami en la costa noroccidental, informaron las autoridades del país.
El único herido grave, contabilizado hasta el momento, es una persona de la ciudad de Tsubame, en la prefectura de Niigata, mientras que otras 17 personas resultaron heridas, pero leves, en las provincias de Miyagi, Ishikawa, Niigata y Yamagata, donde además hay tres heridos de gravedad no especificada, indicaron las últimas cifras de la agencia nacional de gestión de incendios y desastres.
Las autoridades japonesas se encuentran comprobando el estado de los edificios, pero, apuntó dicha agencia, por el momento no se ha informado de daños considerables en inmuebles ni instalaciones.
La Agencia Meteorológica de Japón ha pedido a la población que extreme la precaución por el riesgo de derrumbes y corrimientos de tierra ante potenciales seísmos similares en la próxima semana y en vista de la previsión de lluvias para este martes en parte de la zona afectada.
El terremoto se produjo a las 10:22 p. m., hora local, del martes, con epicentro en el mar, cerca de la costa noroeste de Japón, frente al límite que separa las prefecturas de Niigata y Yamagata.
Nada más ocurrir el seísmo, la JMA (por sus siglas en inglés) emitió una aleta de tsunami, que fue levantada casi tres horas después. Las olas del tsunami se observaron en Awashima, Sakata, Sado, Wajima y Niigata, donde alcanzó una altura máxima de 0,1 metros, señalaron datos de la agencia.
El temblor alcanzó en Niigata un nivel 6 superior en la escala sísmica japonesa de 0 a 7 (centrada en medir la agitación de la superficie), y en Yamagata la intensidad fue de 6 inferior.
El terremoto conllevó el cierre temporal de algunas carreteras e interrupciones en el servicio ferroviario, pero no accidentes. Alrededor de 10.000 personas se vieron afectadas por la interrupción del tráfico de los trenes bala de la zona, que funcionan actualmente con normalidad.
Japón se asienta sobre el llamado anillo de fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia, por lo que las infraestructuras están especialmente diseñadas para soportar temblores fuertes.
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