Un hombre enmascarado asesinó el domingo en Nueva Jersey al hijo de 20 años de edad de una jueza federal de origen hispano que dictó sentencia en casos de alto perfil, e hirió de bala a su marido, informaron este lunes las autoridades y la prensa local.
La oficina del FBI en Newark, Nueva Jersey, dijo que investiga un tiroteo ocurrido el domingo 19 de julio de tarde en la casa de la jueza Esther Salas en North Brunswick, en Nueva Jersey, a pocos kilómetros de la ciudad de Nueva York.
La cadena CNN reseñó que el hijo de la jueza atendió la puerta y recibió un disparo en el corazón de parte de un hombre enmascarado, vestido como si fuese un repartidor del correo privado FedEx, que luego huyó rápidamente.
La jueza se encontraba en ese momento en su domicilio, pero no fue herida en el tiroteo, informó la prensa local.
Salas, de 51 años de edad y de origen cubano, fue la primera jueza federal hispana del estado de Nueva Jersey, nominada como jueza de distrito en Newark en 2010 por el expresidente Barack Obama.
Su esposo, Mark Anderl, de 63 años de edad, es un conocido abogado penal y se encuentra hospitalizado en estado crítico pero estable, dijo el alcalde de North Brunswick, Francis Womack, a periodistas.
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El jueves pasado, Salas fue designada para conducir la demanda colectiva contra el Deutsche Bank presentada por inversores que compraron acciones del banco entre 2017 y 2020, argumentando que la institución no vigiló lo suficiente a clientes considerados de alto riesgo, incluido el fallecido financista Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores, que se suicidó en la cárcel hace un año.
Salas sentenció en 2014 a un año de cárcel por fraude a Teresa Giudice, una de las protagonistas de la serie televisiva «Real Housewives of New Jersey» («Amas de casa reales de Nueva Jersey»), y a su marido, Giuseppe Giudice, a 41 meses de prisión.
También sentenció en 2018 a 45 años de cárcel al jefe pandillero Farad Roland, del cartel South Side, una de las pandillas más violentas de Newark.
«La jueza Salas y su familia están en nuestros pensamientos en estos momentos, cuando intentan asimilar este acto sin sentido. Esta tragedia es el último recordatorio de que la violencia a raíz de las armas sigue siendo una crisis en nuestro país y que nuestro trabajo de garantizar la seguridad de la comunidad no está terminado», dijo el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, en un comunicado.