La primera manifestación no autorizada que se celebra en Cuba en décadas, convocada este sábado en La Habana por activistas LGTBI, desembocó en enfrentamientos entre los participantes y la policía cubana, que detuvo al menos a cuatro personas, según un recuento preliminar de los organizadores.
Miembros de la sociedad civil independiente convocaron «boca a boca» y a través de las redes esta marcha del orgullo gay sin permiso de las autoridades, después de que el gobierno cancelara, con la justificación inicial de la crisis económica que acucia al país, la tradicional «conga» contra la homofobia que auspicia el oficialista Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
La suspensión anunciada esta semana por el organismo que dirige la diputada y sexóloga Mariela Castro, hija del ex presidente Raúl Castro, causó un patente malestar en el colectivo, que reprochó que las autoridades celebraran en cambio otras actividades masivas y más costosas como el reciente desfile del Día del Trabajador.
En un segundo comunicado, el Cenesex ofreció otra versión y dijo que la «conga» habría sido utilizada con fines desestabilizadores por la «contrarrevolución», aunque no precisó de qué manera.
«No entendemos por qué en el marco de esta jornada se ha cancelado algo que ha sido un logro, que ha sido parte de nosotros durante todo este tiempo (…). Exigimos marchar, que las garantías sean respetadas», dijo al inicio de la manifestación Yasmany Sánchez.
Esta convocatoria independiente había provocado en la capital una gran expectación y dudas sobre si los activistas lograrían llegar al Parque Central de La Habana Vieja, punto de partida de la marcha, o si por el contrario la Seguridad del Estado cubano impediría su celebración cortando calles o impidiendo a los activistas acceder a la zona.
Pero finalmente, a la hora señalada y pese a una fuerte presencia policial, los participantes comenzaron a llegar a la plaza envueltos en grandes banderas del arcoiris y pertrechados con dos argumentos: que desfilar es gratis y que no se manifestaban «en contra de nada», sino «a favor» de sus derechos.
«Para tomarnos de la mano no hace falta economía», declaró Mirna a la prensa, mientras que Elier Crespo, de Alianza Afrocubana, apostillaba que «como esto no cuesta nada, estamos aquí».
El joven también consideró que suspender la marcha es un retroceso, debido a que el pueblo estaba hasta incorporado, nos aceptaban mas todavía.
«¿Por qué hacemos esto? Para que lo que se ha logrado no se pierda. Para que nos sigan viendo normal, que somos sus vecinos, sus amigos, su familia…», afirmó emocionado.
La manifestación se fue formando con naturalidad y unas trescientas personas comenzaron a marchar de forma pacífica por el céntrico Paseo del Prado sin que la policía lo impidiera, muchos de los participantes eufóricos comentando que lo que ocurría era histórico.
En la cabecera se coreaban consignas como «sí se puede», «por Cuba y por nuestros derechos lo más grande», «Cuba diversa», «no al miedo» e incluso el pegadizo estribillo de la canción «¿y el anillo pa cuándo?» en alusión a la pospuesta aprobación del matrimonio homosexual en la isla.
Pero la alegría solo duró hasta la llegada de la comitiva al final del Paseo, donde agentes de policía interceptaron la marcha para evitar que siguiera hacia el Malecón habanero, como pretendían los asistentes.
Fue entonces cuando comenzaron los choques, debido a que las autoridades pidieron a los manifestantes que se dispersaran aduciendo que se trataba de una marcha no autorizada, mientras varios de los activistas replicaban que no necesitaban permiso alguno para ejercer su derecho a pasear por la capital.
Los enfrentamientos se precipitaron al ignorar los manifestantes las advertencias policiales y tratar de proseguir camino hacia el Malecón, supuestamente para dirigirse a una fiesta programada dentro de la agenda oficial de actos de la jornada cubana por los derechos LGTBI que organiza el Cenesex.
Al lugar llegó un autobús de transporte urbano con numerosos policías y agentes vestidos de paisano que acudieron a dispersar la marcha entre las airadas protestas de los asistentes, según atestiguó Efe.
Varios asistentes comentaron luego que una vez dispersada la manifestación los agentes les ofrecieron llevarles en ese mismo autobús a la fiesta a la que se dirigían, a lo que ellos se negaron indignados.
En un ambiente mucho más sombrío que media hora antes, los asistentes se fueron marchando, aunque antes varios de ellos protagonizaron una sentada y «besada» en medio del Paseo del Prado.
La «conga» que canceló el Cenesex, que depende a su vez del Ministerio de Salud Pública, habría sido la primera celebrada después de la aprobación, en abril, de la nueva Constitución cubana, en la que inicialmente estaba prevista una modificación que abría las puertas al matrimonio gay en la isla pero que finalmente no se incluyó en el texto final.
Ese asunto fue uno de los más controvertidos en los debates populares sobre la carta magna y provocó una fuerte campaña en contra por parte de las iglesias evangélicas y católica.
El colectivo LGTBI ha ido ganando en visibilidad durante la última década en Cuba, donde en los primeros años tras el triunfo de la Revolución (1959) los homosexuales eran perseguidos y enviados a campos de trabajo denominados Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), lo que se considera uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de la isla.