Cientos de manifestantes rodearon este lunes la sede del Congreso en Santiago de Chile para mostrar su rechazo a la agenda legislativa anunciada por el presidente Sebastián Piñera para enfrentar la crisis política y social.
Tras congregarse ante las puertas de los Tribunales de Justicia, los asistentes rodearon la sede del Congreso de la capital chilena para hacer escuchar su voz a los parlamentarios que este martes debatirán sobre el proyecto para aumentar las pensiones.
En la manifestación, convocada por la plataforma Unidad Social, que incluye a cerca de 70 organizaciones sindicales y sociales, se pudieron escuchar lemas a favor de una vivienda digna, la reforma tributaria, una nueva constitución, y en contra de las AFP, las empresas privadas que administran los fondos de pensiones.
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Mauricio Gutiérrez, dirigente de un sindicato de trabajadores de los sectores electrometalúrgico, minero y automotriz, exigió que se frene la reforma de pensiones, pies «solo profundiza en el sistema actual, que está desbordado y fracasado».
«El presidente tendría que congelar inmediatamente su proyecto de ley y sentarse a conversar con las organizaciones sociales, no con los políticos, porque es la ciudadanía quien se ha organizado», aseguró Gutiérrez a Efe.
Entre los cientos de congregados se pudieron ver banderas de la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Salud (Confenats), del Sindicato de Profesionales y Técnicos de Aguas Andinas (SPT) o de «No+AFP», contrarios al sistema actual de pensiones.
El vocero de la Coordinadora «No+AFP», Luis Mesina, preguntó: «¿Cómo es posible que la oposición pretenda validar una reforma previsional que mantiene intactas a las AFP, siendo la demanda más sentida en los cabildos de todo el país?».
«La gente tiene profunda y legítima desconfianza» en el gobierno, dijo Mesina a Efe. Aseguró que el Ejecutivo «tiene las manos sucias y corruptas».
María Oyarzún, que trabaja como auxiliar en un hospital público, señaló que los manifestantes tienen «muchas peticiones por tantas cosas que no han hecho los políticos» y concluyó que «hay que pelear por nuestros hijos y por nuestros nietos».
Chile vive un estallido social sin precedentes desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990, con masivas manifestaciones en las calles y disturbios que inicialmente fueron reprimidos por la policía y las Fuerzas Armadas y que hasta la fecha han cobrado la vida de al menos 20 personas.