Un magnate que se encuentra entre los mayores patrocinadores de la Universidad de Columbia anunció este martes que retira su financiación a esta institución de Manhattan mientras no terminen las protestas propalestinas.
Robert Kraft, propietario del equipo de fútbol americano New England Patriots y dirigente de la Fundación contra el antisemitismo, exalumno de Columbia, escribió en X: «Ya no confío en que Columbia pueda proteger a sus estudiantes y personal, y no me siento cómodo financiando a la universidad hasta que tomen una acción correctora».
Kraft dijo sentirse «profundamente afligido por el odio virulento que sigue creciendo en el campus y a lo largo del país», un odio que más adelante identifica «contra los estudiantes judíos que quieren reunirse en paz y practicar su religión».
Otro de los grandes donantes, Leon Cooperman, dijo al portal CNBC que «aún no sabía» si terminará cortando sus fondos para Columbia, y que lo que sucede en ese campus lo hace sentirse «muy incómodo».
Pero la presión sobre Columbia no viene solo de los grandes financiadores judíos; en el otro lado, un grupo de exalumnos, graduados del programa de Estudios Generales y que se mantienen en contacto regular con la universidad, también con donativos financieros, redactaron una carta en la que piden exactamente lo contrario.
La carta, de la que se hace eco el New York Post, considera que las acciones de protesta en su campus son «valientes y necesarias», y pide que se perdone a los estudiantes sancionados o expulsados por participar en ellas.
«Hasta entonces, pedimos congelar todo apoyo financiero y operativo», dice la misiva, enviada al rectorado de la universidad.
Columbia se ha convertido en la punta de lanza del movimiento estudiantil que estalló en varias universidades del país en apoyo a los palestinos y suscitó el apoyo de miles de alumnos, aunque algunos estudiantes judíos han denunciado al movimiento como antisemita, así como actos de acoso o agresión contra ellos.
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