La Asamblea Nacional de Nicaragua destituyó este martes al magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Rafael Solís, quien declaró inaplicable un artículo de la Constitución que impedía la reelección. Esto permitió a Daniel Ortega participar en los comicios de 2011 y 2016.
Solís, quien ya había puesto su renuncia en enero pasado ante la Asamblea Nacional, fue destituido este martes con 70 votos de los sandinistas, 4 en contra y 11 abstenciones, por petición del Poder Judicial.
La destitución se basó en que Solís «huyó del país en el mes de diciembre de 2018, formando parte del grupo de canallas y vendepatrias que trajeron muerte, lesiones, dolor a los nicaragüenses», según la solicitud del Poder Judicial, firmada por el secretario de la Corte, Rubén Montenegro Espinoza.
Solís era considerado el operador político del sandinismo en el Judicial cuando renunció a su cargo. Por discrepar con el presidente por la forma de responder a las protestas que iniciaron en abril de 2018.
Carta de renuncia
En su carta de renuncia, Solís criticó duramente a la pareja presidencial. Advirtió sobre la posibilidad de una guerra civil en el país, debido a que no se observa posibilidades de una salida pacífica a la crisis.
El ex magistrado también renunció a su militancia en el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional y a todos sus cargos políticos. Por lo que el Legislativo lo señaló de tener una actitud antipatriótica y pro imperialista.
Solís, actualmente exiliado en Costa Rica, declaró en 2009 inaplicable el artículo de la Constitución que impedía la reelección presidencial continua. También limitaba a dos el número máximo de mandatos de un presidente, lo que benefició a Ortega.
El ex magistrado señaló a los dignatarios de imponer una dictadura con caracteres de monarquía absoluta y un Estado de terror en Nicaragua.