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Madrid: la ciudad que acoge a migrantes y principales líderes venezolanos

por El Nacional El Nacional

Para Leopoldo López, el tiempo se transformó en un factor que no caduca. Ahora, a sus 49 años de edad, después de siete años tras los rejas en la cárcel de Ramo Verde, se encuentra en Madrid, España, con la única prioridad: «La libertad de nuestro pueblo», dijo.

López llegó a España durante octubre de 2020 y desde entonces no ha detenido su estrategia política para que se le permita regresar a Venezuela y, de acuerdo con sus palabras, «ser el carpintero de esa unidad».

Los cimientos de esa misión están hoy en barrio de las Letras de Madrid.

«Desde que estuve tanto tiempo aislado en la cárcel, afectó mi visión. A veces se me enraman y comienzo a lagrimear. Lo siento», contó a El País Semanal, como muestra de las secuelas de su encierro.

Luego de reunirse con su familia, el líder de Voluntad Popular trata de superar uno de los mayores retos: la unidad. «Cierto, debemos fortalecer nuestra capacidad de entendernos. Construir una solución política sin que quedemos, frente al régimen, debilitados. Nosotros debemos estar unidos, así es, pero la comunidad internacional, respecto a nosotros, también. Lo necesitamos», indicó.

Los planes de López se basan en lograr las elecciones presidenciales lo más pronto posible, donde entre en juego la variable del tiempo. «Si tú esperas una fecha y no llega, te puedes hundir (…) Yo estoy aquí, pero mi cabeza anda en Venezuela», dijo.

López se sumó a cientos de venezolanos que convirtieron a la capital de España en el «centro neurálgico» de la oposición venezolana, compuesto por políticos y periodistas perseguidos por Maduro.

Escape de Ledezma

Entre los connacionales se encuentra el exalcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, de 65 años de edad, quien afirmó a El País: «Empiezo a pensar que tardaré en volver».

Excompañero de López en Ramo Verde, forma parte de la oposición más dura y crítica de María Corina Machado, con quien conforman la plataforma Venezuela Hoy.

Ledezma huyó de Venezuela el 18 de noviembre de 2017 desde San Antonio del Táchira hacia Colombia. En el proceso ayudaron 32 personas.

«Yo suelo ir vestido como un pincel, impecable, pero aquel día, después de que me hicieran la foto para enviarla como control a sus superiores, les dije que me vendrían bien unas pastillas para dormir y que necesitaba descansar», dijo al referirse a la excusa de ‘encontrarse mal’, dicha a sus guardias cuando cumplía con arresto domiciliario y escapó.

Durante su fuga pasó por 30 puntos de control, hecho que ocasionó que alguien le aconsejara el uso de un disfraz: «Yo esa vaina no me la pongo», recordó.

«Fingí la voz que yo llamo de Venancio Ortega, así, mucho más aguda. Fuera de Caracas, a mí me conocen más por la manera de hablar que por mi aspecto», explicó.

Huida de periodistas

Además de los políticos, el gremio periodístico es uno de los más asediados por el actual régimen en Venezuela. El caso perfecto es el de Miguel Henrique Otero, dueño del diario El Nacional.

Otero forma parte de los 355 periodistas que exiliados, miembros de la asociación Venezuelan Press.

Llegó en 2015, después de la publicación de la investigación sobre el vínculo entre Diosdado Cabello y el narcotráfico. «Yo estaba en Israel. Mis abogados me aconsejaron no regresar a Venezuela», informó.

Miguel Otero Silva, su padre, fundó el periódico en 1943, creando un legado de centro izquierda. Antes de ello, formó parte de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. «Mi abuelo y él compraron la rotativa en Boston e iniciaron una consciente labor en pro de la profesionalización del periodismo en Venezuela».

Años después, la rotativa fue paralizada y El Nacional funciona como medio de comunicación online, por motivos políticos. «Chávez, con lo que conocemos como la Ley Resorte, nos cortó el suministro de papel», criticó.

Otero indicó que ahora lo conforman 80 periodistas y 20 millones de usuarios. Gran parte de esos comunicadores sociales siguen en Venezuela.

La misión de los periodistas que siguen en Venezuela es hacer cumplir el respeto hacia la democracia y hacia los medios, que han sido violentados por el Estado.

«Cuando a un saqueo te dicen que lo califiques como situación irregular, vamos mal», dijo la periodista Goizeder Azúa, quien trabaja para TVV Network, sobre su experiencia en Televen.

Azúa recuerda esos años con ansiedad, explicando que el micrófono era como un arma. Desde entonces, junto con colegas como Patsy Montiel y Carleth Morales, residen en España y ejercen el libre periodismo en medios como Venezuelan Press.

Familias migrantes

Una familia que forma parte de los cientos de miles de venezolanos que tomaron Madrid como su nuevo hogar, son los Azcárate, activos en el entorno de la Institución Libre de Enseñanza.

Son un familia de ida y vuelta. Isabel Azcárate se mudó en los años 60 para estudiar derecho, luego llegó su padre, Justino, quien fue nombrado senador real por integrar el Gobierno republicano y huir.

Justino era liberal y sumó sus fuerzas en la Agrupación de Defensa de la República, liderada por José Ortega y Gasset.

Emilia Azcárate y Ana Aquilina son parte de la siguiente generación de la familia, la primera emigró de Venezuela en 2005 y la segunda en 2010.

Esperan volver a su país cuando se restaure la democracia, el principal objetivo de la oposición.