El presidente francés, Emmanuel Macron, despejó el jueves la única incógnita que quedaba sobre sus intenciones electorales, el anuncio formal de su candidatura, y se lanzó por un nuevo mandato con la convicción de que el país ha sabido superar durante el primero desafíos como el terrorismo o la pandemia de coronavirus.
El jefe de Estado, liberal, se puso el traje de candidato mediante una carta a la ciudadanía publicada en la prensa regional en la que admite que no podrá hacer la campaña que le hubiera gustado debido a la situación internacional, aunque dejó clara su voluntad de que Francia siga avanzando.
«Juntos podemos hacer de estos tiempos de crisis el punto de partida de una nueva época francesa y europea», señaló recordando un quinquenio en el que «raramente Francia había tenido que afrontar tal acumulación de crisis», desde los atentados yihadistas hasta la pandemia y la actual guerra en Europa.
Macron, que no mencionó en su texto al partido con el que llegó al Elíseo en 2017, La República en Marcha (LREM), admitió que aunque las reformas lanzadas han permitido que el paro esté «en su nivel más bajo en 15 años», 7,4% en el cuarto trimestre de 2021, «no se ha conseguido todo».
Macron pide confianza
«Hay cosas que con la experiencia adquirida sin duda haría de forma diferente, pero las transformaciones emprendidas han permitido a numerosos de nuestros compatriotas vivir mejor y a Francia ganar independencia. Las crisis que atravesamos desde hace dos años muestran que ese es el camino a seguir», dijo.
En su carta, solemne, Macron pide a la ciudadanía que vuelva a confiar en él hasta 2027 «para inventar, frente a los desafíos del siglo, una respuesta francesa y europea singular», para seguir preparando el futuro de las próximas generaciones y para que, tanto hoy como mañana, los franceses sigan pudiendo decidir por sí mismos.
«Deberemos trabajar más y continuar la bajada de los impuestos que pesan sobre el trabajo y la producción. (…) Lucharemos contra las desigualdades, no tanto buscando corregirlas demasiado tarde sino yendo a su raíz», recalcó con una apuesta también por la inversión en las fuerzas del orden y en la justicia.
Crisis nacionales y externas
Con la formalización de su candidatura, ante la que pese a la incógnita no había dudas, Macron intenta renovar un mandato marcado por su voluntad reformista en medio de un creciente descontento social.
El jefe de Estado, de 44 años de edad, solo recibe un aprobado en su gestión de las relaciones con Europa (61%) y de la pandemia (50%), según encuesta publicada en febrero por el instituto demoscópico Ifop.
En los sondeos, no obstante, su liderazgo no se ve aparentemente amenazado: una encuesta de Ifop le atribuyó el jueves 28% de intención de voto en la primera ronda, seguido por la ultraderechista Marine Le Pen (17%).
Por detrás quedan la conservadora Valérie Pécresse (14%), el también ultraderechista Éric Zemmour (12%) y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon (11,5%), que no pasarían a la segunda, en la que según la misma encuesta Macron (56,5%) volvería a imponerse ante Le Pen, como pasó en 2017.
El presidente había retrasado el anuncio de su candidatura primero por la situación sanitaria debido a la pandemia y posteriormente por la invasión rusa de Ucrania, pero no había escondido que quería presentarse. «No hay un falso suspenso, tengo ganas», dijo en enero.
Nueva etapa electoral
Su anuncio termina de definir el tablero para las presidenciales de abril, aunque la lista oficial de candidatos no se publicará hasta el lunes, cuando el Consejo Constitucional la difunda con los apadrinamientos recibidos y validados.
Según la última actualización, de este jueves, Macron tiene 1.974, Le Pen 603, Pécresse 2.556, Zemmour 721 y Mélenchon 873, por lo que los principales nombres de estos comicios han superado la barrera de los 500 necesarios.
La oposición había reprochado a Macron hacer hasta ahora una campaña encubierta aprovechándose de la visibilidad mediática que le confiere su rol presidencial. Este paso al frente adentra el combate por el Elíseo en una nueva etapa, con todas las cartas sobre la mesa.
«Este quinquenio ha sido el de las ilusiones perdidas, La política aplicada ha debilitado a Francia: aumento de la violencia, inmigración descontrolada, escuela y sanidad fragilizadas. (…) Macron debe rendir cuentas», subrayó Pécresse en respuesta a su anuncio.
La socialista Anne Hidalgo, con 3% de intención de voto, celebró en cambio que por fin pueda tener lugar el debate electoral: «Hace meses que el presidente Macron está al servicio del candidato Macron. El debate democrático que solicito, proyecto contra proyecto, por fin va a poder darse».
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