Emmanuel Macron está obligado este lunes a un ejercicio de equilibrismo al recibir al jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, que sigue sin reconocer la derrota de Donald Trump, aunque tiene ya la mirada puesta en su relación con el futuro presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Macron recibirá al secretario de Estado en el Elíseo, pero el encuentro se hará en total discreción, sin micrófonos, al igual que el que mantendrá con su homólogo Jean-Yves Le Drian.
París, bajo el mando de Macron, señala que ha aceptado recibir a Mike Pompeo porque éste lo ha solicitado, y en total transparencia con el equipo del presidente electo Joe Biden, con cuya administración, el gobierno francés espera refundar la relación transatlántica.
El presidente Macron fue de los primeros en felicitar al demócrata por su elección en Estados Unidos, y en hablar con él por teléfono. Y esto pese a que el presidente republicano saliente sigue sin reconocer su derrota, más de una semana después del anuncio de los resultados.
El propio Pompeo ha rechazado reconocer la victoria de Biden antes de emprender una gira por Europa y Oriente Medio que inicia en París.
«Habrá una transición tranquila hacia una segunda administración Trump», dijo la semana pasada, antes de criticar a los mandatarios extranjeros que ya empezaron a contactar con el demócrata.
El ambiente, por tanto, podría ser tenso en los encuentros a puertas cerradas en los palacios parisinos en esta primera y al parecer última de Pompeo a París.
Más allá de estas dos realidades paralelas que impregnan la diplomacia estadounidense, los asuntos delicados no faltan.
Sanciones contra Irán
Jean-Yves Le Drian advirtió que se opondrá, ante Pompeo, a acelerar la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y de Irak, como piensa hacer Trump antes del final oficial de su mandato, el 20 de enero.
El dosier iraní que con el clima y el comercio ha contribuido a un cierta ruptura entre Washington y el Viejo Continente desde hace cuatro años, también estará en la mesa.
Donald Trump abandonó en 2018 el acuerdo internacional firmado tres años antes para impedir que Irán se dotara con el arma nuclear al considerarlo insuficiente y restableció y después endureció las sanciones contra Teherán.
Los europeos tratan de salvar el acuerdo, al menos hasta la entrada en funciones de Joe Biden, que ha prometido privilegiar de nuevo la diplomacia.
Y es que la administración Trump ha prometido reforzar las medidas de castigo hasta el final, una estrategia que algunos observadores consideran como una voluntad de construir «un muro de sanciones» tan alto que será difícil para el demócrata dar marcha atrás.
«Independientemente del resultado de estas elecciones en Estados Unidos, esta administración está al menos hasta el 20 de enero y la campaña de presión máxima contra Irán no va a cesar en los próximos meses», dijo a la prensa un alto responsable estadounidense.
El departamento de Estado señaló que las discusiones girarán también en torno a la «unidad transatlántica», a menudo maltratada durante la era Trump, así como la lucha contra el terrorismo.
Tras pasar el fin de semana en privado con su esposa Susan Pompeo en París, en lo que parece una gira de adiós aunque no se diga, el jefe de la diplomacia estadounidense tiene previsto este lunes rendir un homenaje a las víctimas de los recientes atentados perpetrados en Francia.
Con este motivo tiene previsto denunciar de nuevo la muerte del profesor francés Samuel Paty, decapitado el 16 de octubre por un islamista en la localidad de Conflans-Sainte-Honorine, cerca de París, así como el atentado que dejó tres muertos el 29 de octubre en la basílica de Niza, sureste de Francia.
Mike Pompeo viajará después a Turquía, donde ha previsto reunirse con el patriarca Bartholomée de Constantinopla, jefe espiritual de la Iglesia ortodoxa, pero no con representantes turcos, pese a los numerosos contenciosos con Ankara.
La diplomacia turca se ha ofuscado por la voluntad de afirmar la «posición firme» de Estados Unidos sobre la libertad religiosa durante su visita.
El secretario de Estado estadounidense tiene previsto proseguir su gira por Georgia, Jerusalén y después por el Golfo.
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