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Macron defiende su reforma de las pensiones pese a la «ira» de los franceses

por Avatar AFP

El presidente liberal Emmanuel Macron aseguró este lunes escuchar la «ira» en Francia contra su impopular reforma de las pensiones, pero subrayó que era «necesaria» y que entrará en vigor, en un discurso que según la oposición estuvo «desconectado de la realidad».

«Nadie puede permanecer sordo» a esta «ira» de los manifestantes, dijo Macron en un discurso televisado desde el Palacio del Elíseo, lamentando que no se haya logrado un «consenso» sobre esta reforma clave para su segundo mandato, hasta 2027.

Francia vive una crisis política y social desde enero por esta reforma que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.

Muestra del malestar reinante con esta ley, que entrará en vigor el próximo «otoño» boreal, fueron las caceroladas ante ayuntamientos de varias ciudades de Francia durante el discurso.

Tras sus palabras, cientos de personas protestaron de forma espontánea en París, lanzando cánticos de «Macron dimite» y quemando contenedores hasta que la policía los dispersó con gases lacrimógenos, constató la AFP.

Escenas parecidas se reprodujeron en Lyon y otras grandes ciudades.

Pese al rechazo de los sindicatos y de la gran mayoría de franceses, según los sondeos, Macron decidió en marzo adoptar por decreto esta ley, al temer perder la votación en el Parlamento, lo que radicalizó las protestas y acrecentó el malestar.

«Surrealista Macron. Completamente desconectado de la realidad, asume el robo de dos años de libertad. Las cacerolas suenan más acertadas», dijo el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon.

Para pasar página a la crisis, el jefe de Estado anunció un «nuevo pacto sobre la vida en el trabajo», que abordará la «mejora de ingresos» y de las condiciones laborales y un «mejor reparto de la riqueza», entre otros aspectos.

Su objetivo es construir este pacto con los sindicatos, a los que dijo que su puerta estará «siempre abierta», pese a que durante el trámite parlamentario de la reforma rechazó reunirse con ellos, como le pidieron en una carta.

Los sindicatos rechazan por su parte reunirse con Macron antes del 1 de mayo, cuando llamaron a una «movilización excepcional». El 7 de marzo lograron congregar entre 1,28 y 3,5 millones de personas, según la policía y la central sindical CGT, respectivamente.

100 días

Más allá de la reforma, que defiende como la única forma de evitar un déficit de 13.000 millones de euros (14.200 millones de dólares) en la caja de las pensiones para 2030, Emmanuel Macron se jugaba poder aplicar su programa reformista hasta 2027.

Pero al imponer su impopular reforma, los observadores estiman que complicó sus futuras leyes, al carecer de mayoría absoluta en el Parlamento y al dividir a la oposición de derecha Los Republicanos (LR), que había negociado con el gobierno esta ley.

Macron se dio «100 días de apaciguamiento, de unidad, de ambición y de acción» para relanzar su segundo mandato con nuevas medidas sobre migración, educación y sanidad, entre otros, y avanzó que hará un «primer balance» el 14 de julio, día de la fiesta nacional.

Entre las medidas apuntadas figura la lucha contra la inmigración ilegal y los fraudes sociales y fiscales, así como aspectos para mejorar la vida de los franceses como la escuela, la lucha contra la delincuencia o la mejora de los servicios de urgencias.

«El apaciguamiento había que buscarlo (…) en la reforma de las pensiones. No dijo ni una palabra», lamentó en la cadena BFMTV el líder del principal sindicato, el moderado CFDT, Laurent Berger, para quien no hubo «nada concreto» en su discurso.

En abril de 2022, Macron fue reelegido con 58,5% de votos frente a la ultraderechista Marine Le Pen. Consciente de que su victoria se debió en parte al cordón sanitario contra su rival, prometió gobernar de otra manera y unir al país.

Pero las encuestas muestran un deterioro de la confianza en Macron, cuya popularidad se sitúa por debajo de 30%, y en las instituciones, así como un avance en intención de voto de Le Pen, para quien el mandatario «dio de nuevo la espalda» a los franceses con el discurso de este lunes.