Un pequeño avión ambulancia está ayudando a salvar a enfermos graves de coronavirus de zonas remotas de Perú, uno de los países más azotados por la pandemia, que tiene una sinuosa geografía y una deficiente red de carreteras.
Antes de la pandemia, la empresa SARA Perú trasladaba en avión a Lima principalmente a turistas extranjeros que sufrían accidentes en la ciudad andina de Cusco o la ciudadela inca de Machu Picchu. Como el turismo se paralizó en marzo con la crisis sanitaria, la compañía se adaptó y ahora hace «vuelos covid».
«Lima maneja hospitales más especializados, personal más capacitado, toda el equipamiento que en provincia no tenemos», dice Yda Pozo, de 38 años de edad, que acompaña a su esposo con coronavirus, mientras el avión bimotor Beechcraft B200 King Air surca los cielos de los Andes rumbo a la capital peruana.
Su marido fue trasladado en estado crítico desde el hospital de Ayacucho al Edgardo Rebagliati, en Lima.
Durante los 40 minutos de vuelo, el paciente viaja en una «cápsula de protección», una camilla con cubierta de plástico duro. Es asistido por un médico y una enfermera, quienes le suministran oxígeno, le inyectan medicamentos y le dan tratamiento hemodinámico.
Todo es parecido a una sala de cuidados intensivos de hospital a bordo del avión turbo jet presurizado, que puede volar a 9.000 metros de altitud, casi igual que uno comercial.
El médico Tulio Peñuela y la enfermera Michelle Chacón trabajan en espacio reducido y lidian con los movimientos de la aeronave. Llevan mascarillas, protector de plástico facial y traje de bioseguridad, lo mismo que el piloto y el copiloto, quienes van aislados en su cabina.
«Tratamos de que el paciente venga en unas condiciones iguales o mejores» que en un hospital, indica el doctor Peñuela.
Tras aterrizar en la base militar limeña, contigua al aeropuerto internacional Jorge Chávez, la enfermera dice con satisfacción: «Hemos dado un aporte en salvar una vida».
«Vamos, papá, se puede»
Ayacucho está a 330 km de Lima en línea recta, pero por las angostas carreteras de la sierra peruana el trayecto se alarga a 560 km y toma 9 horas.
Además, hay otras ciudades peruanas desde donde es imposible viajar por tierra hacia Lima. Es el caso de Iquitos, situada en la selva donde nace el río Amazonas, a 1.012 km al noreste de Lima.
Para llegar de Iquitos a Lima hay que cubrir algunos tramos por carreteras y otros en barcos por ríos de la selva. En cambio, el Beechcraft demora dos horas y media en llevar a la capital a Juan Carlos Lara, 59 años.
Los dos hijos de este paciente con coronavirus lo llevaron en auto hasta el aeropuerto de Iquitos, donde fue colocado dentro de la «cápsula de protección» para ser subido al avión.
Estaba muy ansioso durante el vuelo. «Vamos, papá, se puede», le repetía a su lado su hija Andrea Lara, quien es médico. Para que descansara, el médico a cargo decidió sedarlo.
Al aterrizar, Lara fue subido a una ambulancia y trasladado al hospital Rebagliati.
De cama a cama
El médico coordinador de SARA, Ismael Escalante, indica que han trasladado «alrededor de 50 pacientes covid en estado crítico, en ventilador mecánico». De los enfermos, 15 eran médicos.
Los servicios de la aeroambulancia han sido contratados durante la pandemia principalmente por el Ministerio de Salud y otras entidades estatales y privadas.
El Colegio Médico de Perú también contrató los servicios para trasladar a sus asociados, en un país donde el coronavirus ha matado 193 de ellos.
«El servicio se puede decir que es de cama a cama. De una cama de un hospital a la cama de otro hospital. De todos los pacientes covid ha fallecido uno en vuelo. En realidad es una tasa de mortalidad muy baja», señala el médico.
Un vuelo de la aeroambulancia cuesta entre 10.000 y 15.000 dólares.
Aunque la mayoría de los «vuelos covid» son contratados por instituciones, hay familias que han organizado colectas entre parientes y amigos para financiar el traslado de un ser querido a Lima.
Con 33 millones de habitantes, Perú es tercero en América Latina en casos de coronavirus (788.930) detrás de Brasil y Colombia. También es tercero en decesos (31.938) después del gigante suramericano y México.