Se apagaron las luces del tren y sonaron las alarmas antiaéreas. En ese momento fue cuando entendió que ya estaba en zona de guerra. Así fue la llegada de Claudia Paparelli, fotoreportera venezolana, al territorio ucraniano. Claudia estuvo en Przemyśl en Polonia, en el paso fronterizo Medyka (entre Polonia y Ucrania) y finalmente llegó a la ciudad ucraniana de Lviv tras la invasión rusa.
De esa manera inició su trabajo periodístico durante la invasión de Rusia a Ucrania. Aunque quería estar en Kyiv, la falta de equipos de protección le impideron hacer la cobertura. Sin embargo, en Lviv pudo encontrar el testimonio de cientos de ciudadanos que no se rinden a pesar de los ataques.
«La percepción del ucraniano es de una resiliencia increíble. Todas las persona con las que hablé me dijeron: ‘No tenemos miedo y estamos listos para darlo todo, para pelear, no te preocupes. Cuando se acabe todo esto vamos a ser más fuertes y Ucrania va a ser mucho mejor que antes», contó Paparelli durante una conversación con El Nacional.
Papareli afirma que lo que más la marcó durante su visita a Ucrania fue ver la capacidad de adaptación de las mujeres que huían de Ucrania solas con los niños y con maletas pesadas. Gente, cuenta, que salió con lo que pudo.
«Yo traté de hablar con todos los que pude. Todos me decían: ‘Tengo que ser fuerte por mis hijos’. Guapeaban, por así decirlo. Todos estaban ahí aguantando», indicó.
A pesar de no ser una zona bombardeada, la periodista explicó que están preparados para cualquier ataque y al mismo tiempo viven con un miedo constante a la espera de que en cualquier momento puedan ser bombardeados: «Por ejemplo, ya están acostumbrados de que a las 10:00 pm se apagan todas las luces y suenan las alarmas. Están tratando de vivir la normalidad en medio de la guerra».
Los testimonios que deja la invasión rusa
Uno de los testimonio que más le afectó fue el de un taxista que perdió a su hermana durante la guerra, pero le decía que estaba listo para morir y que si tenía que hacerlo por su país, lo haría. «Lo abracé. Lloré con él. Ni siquiera me cobró la carrera. Fue difícil ver en los ojos de ellos que estaban tratando de ser demasiado fuertes a pesar de todo lo que estaban viviendo», relató Paparelli.
Y aunque entiende que la magnitud del conflicto ucraniano es mayor que el de Venezuela, para ella el haber vivido las protestas de 2017 como periodista, fue una experiencia que le permitió ser fuerte al momento de escuchar los testimonios. También encontró similitudes en la situación de ambos países.
Asimismo evidenció la crisis migratoria que está viviendo Ucrania. Solo en el vagón de tren en el que regresó había más de 500 personas. Allí pudo conversar con ucranianos que les explicaron que tomaron la decisión de emigrar por su futuro. Y es que ya son casi 4,2 millones de refugiados ucranianos los que se han marchado de su país desde el inicio de la invasión rusa, según datos de la ONU. De igual manera, el organismo calcula que hay casi 6,5 millones desplazados internos en el país.
Para Claudia Paparelli lo que vivió durante estos días en Ucrania fue una demostración de resiliencia y, señaló, justamente eso es lo que reflejará su trabajo periodístico que pronto será compartido en sus plataformas digitales. Espera asimismo volver pronto para mostrar la historia de un país que, a pesar del sufrimiento de la guerra, mantiene las ganas de vivir.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional