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Los posibles efectos y próximos pasos del juicio político contra Trump

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La apertura de una investigación en la Cámara de Representantes para el posible inicio de un juicio político contra el presidente Donald Trump, desató la caja de los truenos en la política norteamericana, sin que por ahora esté claro quién puede salir beneficiado de este arriesgado movimiento.

El Partido Demócrata se había mostrado dividido en estos últimos meses, con un sector más combativo que reclamaba a gritos el «impeachment» y un ala más moderada que se había mostrado más cauta ante el que sería el cuarto inicio de un juicio político en la historia de Estados Unidos.

La gota que colmó el vaso cayó el 25 de julio, cuando Trump habló por teléfono con su homólogo de Ucrania, Volodimir Zelenski, así reseñó El Mercurio.

Parte del contenido de esta llamada hizo saltar las alarmas de un miembro de la Inteligencia que advirtió de una posible presión inaceptable por parte del mandatario norteamericano, según las filtraciones de los últimos días.

A la espera de conocer el contenido exacto de la llamada, Trump sí ha reconocido que habló con Zelenski del ex vicepresidente Joe Biden y de su hijo, Hunter.

Aunque no se ha referido al alcance de la conversación y si, como apuntan varios medios, pidió que se examinasen presuntas irregularidades bajo la amenaza velada de una reducción de la ayuda a Ucrania.

Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes, extrajo de las declaraciones de Trump que este «ha admitido que pidió al presidente de Ucrania que llevara a cabo acciones que le beneficiaran políticamente».

Lo que podría suponer una violación «grave» de la Constitución.

«Las acciones de la Presidencia Trump han revelado el hecho deshonesto de la traición del presidente a su jura del cargo, una traición a la seguridad nacional y a la integridad de las elecciones», subrayó.

La jefa de la Cámara de Representantes recordó a Trump que «nadie está por encima de la ley», por lo que confirmó la apertura de una investigación oficial para determinar la viabilidad de un futuro ‘impeachment’.

La Constitución establece que un presidente puede ser cesado por «traición, soborno, crímenes u otros delitos menores».

Una definición ambigua que durante procesos anteriores ha abarcado desde situaciones de presunta corrupción a abusos de poder.

No tiene que tratarse necesariamente de un delito penal ni es necesario demostrar nada más allá de toda duda.

La Comisión Judicial de la Cámara lideró históricamente las investigaciones para un juicio político, pero los líderes del Partido Demócrata también pueden optar por poner a cargo a un comité seleccionado ‘ad hoc’.

Los demócratas son mayoría en la Cámara Baja, por lo que podrían acusar a Trump sin ningún voto republicano.

¿Qué se viene?

Si una mayoría simple de la Cámara de Representantes, compuesta por un total de 435 miembros, apoya la presentación de cargos, conocidos bajo la denominación formal de «artículos de juicio político», la pelota pasa al tejado del Senado.

Este será el escenario donde se llevaría a cabo el juicio propiamente dicho para determinar la culpabilidad o inocencia de Trump.

En esta segunda fase, los miembros de la Cámara de Representantes harían las veces de fiscales, los senadores actuarían de jurados y el presidente del Tribunal Supremo ejercería de supervisor máximo.

La condena y destitución del inquilino de la Casa Blanca requiere en este caso del voto a favor de dos tercios de los cien senadores.

Los republicanos perdieron en las últimas elecciones legislativas el control de la Cámara Baja, pero mantuvieron el de la Cámara Alta, por lo que podrían incluso desestimar los cargos contra Trump sin considerar siquiera las evidencias que puedan presentar los demócratas.

El Senado se renueva por tercios cada dos años y, a la espera de lo que pueda pasar en noviembre de 2020, en la actualidad cuenta con 53 republicanos, 45 demócratas y dos independientes, si bien estos últimos votan en la mayoría de las ocasiones del lado del Partido Demócrata.

Para que Trump sea destituido, serían necesarios 67 votos, haría falta que al menos 20 republicanos cambiasen de bando.

Los efectos en los demócratas

Trump cargó contra el anunció de Pelosi inmediatamente, para lamentar que «en un día tan importante en Naciones Unidas, con tanto trabajo y tanto éxito, los demócratas tienen que arruinarlo adrede con más noticias de última hora sobre la estúpida caza de brujas».

«Ni siquiera han visto la transcripción de la conversación (que mantuvo con Zelenski). Una caza de brujas total», señaló través de Twitter.

«Acoso presidencial», denunció, recuperando los términos que ya usó en su día para poner en cuestión la investigación por los presuntos lazos de su campaña con Rusia antes de las elecciones de 2016.

El entorno de Trump ha dejado caer en los últimos meses que el ‘impeachment’ podría terminar por beneficiar al presidente, especialmente de cara a la reelección en 2020, toda vez que no solo podría sobrevivir al desafío sino presentarse como víctima del sistema.

Entre las voces reticentes del Partido Demócrata también había cundido este temor.

Otros casos

Por ahora, ningún presidente ha sido cesado por el Congreso, a pesar de los tres procesos que se iniciaron contra Richard Nixon, Andrew Johnson y Bill Clinton.

El caso contra Nixon quedó archivado tras su dimisión, mientras que el ‘impeachment’ contra Johnson y Clinton llegó al Senado pero no prosperó en su fase final.

La destitución de Trump supondría el ascenso automático de su ‘número dos’, el vicepresidente Mike Pence, que asumiría el poder durante lo que resta de mandato, es decir, hasta el 20 de enero de 2021.

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