Los amantes de la carne de murciélago, ratas y serpientes siguen comprándola en los mercados especializados de Indonesia, pese a las recomendaciones oficiales de retirar la oferta de estos animales salvajes de las cartas de los restaurantes por miedo a la propagación de la epidemia de coronavirus.
En la isla de Célebes, los vendedores de un mercado en Tomohon conocido por su sorprendente oferta de animales exóticos a consumir a la parrilla o estofados, dicen que el negocio va bien y que los turistas curiosos vienen a observar su mercancía que escandaliza a los defensores de los animales.
Los científicos piensan que el nuevo virus, que ha matado a más de 1.100 personas en China y se ha extendido por una treintena de países, nació si duda en los murciélagos. Pero habría pasado por otra especie antes de transmitirse al ser humano, quizá a través del pangolín.
Un mercado de mariscos y animales exóticos de la ciudad china de Wuhan, la cuna de la epidemia, está considerado como el foco probable de la transmisión al hombre. Pero estas preocupaciones no están entre los que frecuentan este mercado indonesio.
Los puestos proponen un amplia oferta de animales destinados a la cocina, que pasa por serpientes gigantes, ratas empaladas, perros asados cuyo pelaje ha sido quemado. Y solo los turistas que tienen estómago para cualquier cosa pueden visitar este mercado hasta el final.
Advertencias de las autoridades
El vendedor de murciélagos Stenly Timbuleng afirma que vende su mercancía a 60.000 rupias (4 euros) el kilo a los compradores de la región, donde la sopa de murciélago es una de las especialidades gastronómicas.
«Vendo entre 40 y 60 kilos diarios», explica este hombre de 45 años de edad. «El virus no ha afectado las ventas, mis clientes siguen viniendo», subraya.
Lince Rengkuan, cuyo restaurante sirve murciélagos estofados en leche de coco y especias explica que el secreto reside en una buena preparación. «Si no se cuece bien el murciélago, puede ser peligroso», dice. «Pero se cuece bien y hasta ahora los clientes siguen pidiéndolo».
El comercio sigue pese a las directivas del gobierno local y de la agencia de Salud que han hecho un llamado para que cese la venta de estos animales. «Instamos a la gente a que no consuma carne de animales sospechosos de poder transmitir la enfermedad que puede ser mortal», dice Ruddy Lengkong, jefe de la Cámara local de Comercio e Industria.
En la capital, Yakarta, los vendedores de un mercado especializado siguen vendiendo serpientes troceadas y sangre de cobra: «señor, es bueno para usted; esto cura todas las enfermedades y también las previene», asegura el vendedor.
Las autoridades indonesias no han registrado casos de personas infectadas por el virus hasta ahora a diferencia de la mayoría de los países del sureste asiático.
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