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Los clubes de ataúdes de Nueva Zelanda, donde se habla despreocupadamente del más allá

por Avatar AFP

En los clubes de ataúdes de Nueva Zelanda, algunos ancianos preparan su última morada y comparten risas mientras toman el té y hablan despreocupadamente del más allá.

Para llegar al lugar donde descansará eternamente, Kevin Heyward decidió darle a su féretro el aspecto de un Austin Healey, un automóvil deportivo de los años 1950.

«Fue mi hija la que tuvo la idea», explica con una sonrisa este apasionado de los autos de 79 años de edad, sacudiendo el polvo de su overol de trabajo.

Su ataúd está completamente equipado: volante falso, parabrisas, ruedas de caucho con llantas de acero, guardabarros de madera, capó, puertas laterales y retrovisores.

El pesado féretro, con seis asas de madera, tiene incluso faros funcionales, explica Heyward a la AFP en el taller del club de ataúdes de Hastings, en la Isla Norte de Nueva Zelanda.

«Pesa bastante y soy un hombre corpulento. Ya les dije a mis seis nietos que deben empezar a entrenar, porque lo tendrán que portar algún día», bromea.

Esta foto tomada el 27 de febrero de 2024 muestra a un miembro del Coffin Club trabajando en un ataúd durante un día de labor en el taller del Coffin Club en Hastings. Foto: Marty MELVILLE / AFP

Este es uno de los cuatro clubes de ataúdes que hay en Nueva Zelanda; el primero se inauguró en 2010 en Rotorua, en la Isla Norte. Algunos cuentan oficialmente con hasta 800 socios.

En el club de Hastings, Jim Thorne, un vivaz entusiasta de las motos de 75 años de edad, empleó sus habilidades de ebanista para fabricar un ataúd con un circuito de motos pintado.

La mayoría de sus amigos «se quedan un poco atónitos y dicen ‘¿por qué haces eso?» cuando se enteran del inusual hobby, admite Thorne.

«Es mi aportación a mis últimos días», responde.

Esta foto tomada el 27 de febrero de 2024 muestra ataúdes sin terminar durante un día de trabajo en el taller del Coffin Club en Hastings. Foto: Marty MELVILLE / AFP

Clubes de ataúdes de Nueva Zelanda

«Algunas personas tienen una mentalidad por la cual la muerte es casi un tabú del que les resulta muy, muy complicado hablar», dice Thorne. «Suelen superarlo. Al fin y al cabo, es una realidad de la vida», agrega.

Para romper el hielo con los nuevos, les pregunta: «¿Se mueren de ganas por tener un ataúd?»

El ambiente del club dista mucho de ser morboso, y las bromas abundan a la hora del té.

«Somos un poco especiales, pero somos felices. Siempre hay muchas bromas», asegura Helen Bromley, secretaria de este club, que también ofrece un espacio para hablar sobre la muerte una vez a la semana.

«Creo que todos aquí aceptaron que van a morir, ya estén decorando su ataúd o ayudando a otros con los suyos», considera Bromley.

Algunos miembros quieren evitar a sus familiares los costos funerarios. De media, un funeral en Nueva Zelanda cuesta 10.000 dólares neozelandeses (6.200 dólares estadounidenses), según la asociación nacional de directores de funerarias.

Los precios de los ataúdes oscilan entre 1.200 y 4.000 dólares neozelandeses.

clubes de ataúdes de Nueva Zelanda

Esta foto tomada el 27 de febrero de 2024 muestra a los miembros del Hastings Coffin Club tomando el té de la mañana y charlando en su día de trabajo en el taller del Coffin Club en Hastings. Foto: Marty MELVILLE / AFP

«Recuérdenme»

Por una membresía de 30 dólares neozelandeses, el club de Hastings proporciona a cada socio un ataúd de madera prensada, disponible en cuatro tamaños y listo para ser decorado.

Durante la pausa del té, Bromley anuncia que una miembro con cáncer está en cuidados intensivos tras una caída. Su hermano pidió al club que den prioridad a terminar su ataúd.

El club también fabrica urnas para cenizas, que venden al crematorio local, y féretros para niños, que donan.

«Las comadronas y enfermeros del hospital de Hastings nos piden que nunca, nunca dejemos de fabricar estos pequeños ataúdes», declara Bromley.

Los miembros también tejen cobijas, peluches, almohadas y corazones para los ataúdes infantiles.

Christina Ellison, miembro de 75 años de edad, explica que perdió a una niña y que le reconfortaba saber que el club ayuda a otras familias afligidas por la pérdida de un hijo.

Ellison se mudará próximamente, pero planea llevarse su ataúd gris azulado, bautizado como Remember Me (Recuérdenme).