Asamblea México
Foto EFE

Manuel López Obrador, presidente de México, confesó que su sueño era ser un jugador profesional de béisbol, tal como lo hiciera años atrás el fallecido presidente Hugo Chávez.

En el marco de la aprobación de una beca para los jugadores del Cal Ripken Jr., López Obrador señaló que nunca tuvo el apoyo económico para continuar con su carrera deportista. De lo contrario, asomó, quizá nunca habría llegado a la Presidencia mexicana.

«Van a estar estudiando, becados, y jugando béisbol. Yo hubiese querido eso en mis tiempos, a lo mejor no hubiese llegado a la presidencia porque me hubiese quedado jugando béisbol», dijo.

Con esta revelación, una vez más, el mandatario mexicano revive el fantasma de Chávez, confeso amante del béisbol, quien en su juventud también soñó ser un grandeliga.

Un líder beisbolista

Chávez llegó a la Academia Militar para convertirse en un profesional de la pelota, sin embargo, sus intereses cambiaron poco después.

«Cuando me entregaron la daga se me olvidó el sueño de ser pelotero y me dije: soldado soy», refirió el líder socialista en una de sus tantas alocuciones.

Aun así, hasta sus últimos años de vida, el fallecido líder de la revolución bolivariana se mostró como un aficionado del béisbol. Le gustaba, de vez en cuando, jugar un partido con algunos de sus compañeros militares, ya nombrados funcionarios entonces.

Por más que López Obrador intenta distanciarse de Chávez, su discurso para acercarse al pueblo, es bastante similar. Tal como hizo en más de una ocasión el fundador del PSUV, el mandatario mexicano contó algunas de sus experiencias en el campo y señaló que aún batea por encima de 300.

Promesas revolucionarias y socialistas

Durante su campaña presidencial, López Obrador fue comparado constantemente con la figura de Chávez y de su sucesor, Nicolás Maduro, de quien se deslindó hasta el final.

No obstante, gran parte de las políticas de cambio que el líder socialista prometió, se asemejan, por mucho, a las del fallecido mandatario venezolano. Desde erradicar la corrupción hasta un sistema electoral completamente renovado y libre de fraudes.

López Obrador, al igual que Chávez, prometió acabar con la desigualdad social y repartir las riquezas de la nación entre todos sus habitantes de forma equitativa.

«Dentro de unos años no habrá pobreza en Venezuela, se lo prometo. Yo pongo mi vida por delante, no habrá ni una mujer, niño, niña ni un hombre viviendo en pobreza», fue una de las últimas promesas de Chávez.

El presidente mexicano también viró hacia las comunidades indígenas y prometió su reivindicación social. Atención médica de calidad, medicamentos gratis, becas, educación gratuita y un etcétera de beneficios sociales para ayudar a los pobres a salir de la pobreza.

Combatir el crimen, en todos los escenarios posibles, es otra de las consignas que el líder del partido Morena. En total, López Obrador hizo 45 promesas que, a su juicio, cambiarán a México y lo harán un nuevo y mejor país.

Casi todas similares a las que en sus dos mandatos presidenciales hiciera Hugo Chávez.

Sin embargo, a poco menos de un año en el poder, las políticas implementadas por el socialista ya empiezan a mostrar las costuras.

El Banco de México señaló en su más reciente informe, que la economía ha estado estancada en los últimos 15 meses. “Sí nos importa el crecimiento, pero nos importa más el desarrollo. Lo que estamos haciendo es una mejor distribución”, refirió el jefe de Estado ante las estadísticas.

Entretanto, la criminalidad se ha desbordado desde su llegada al poder. Los ataques a la prensa y los homicidios han aumentado considerablemente, con respecto al mandato de Enrique Peña Nieto.

Creación de la Guardia Nacional

Para combatir esto, López Obrador llevó a cabo una de sus promesas presidenciales: crear la Guardia Nacional. Un cuerpo integrado por 70.000 ex militares y ex policías especializados, para combatir el crimen organizado.

Aunque el presidente mexicano no es militar, con la creación de este organismo, le da cabida a los castrenses dentro de su gobierno, lo que encendió las alarmas entre la opinión pública.

Human Rights Wacht advirtió sobre la fundación de este cuerpo y enfatizó que su puesta en marcha supone una extensión de la militarización de la seguridad pública.

No es la primera vez que un gobierno mexicano delega a las Fuerzas Armadas contribuir con la seguridad pública, pero sí es la primera vez que se plantea como una estrategia permanente.

“Las Fuerzas Armadas del país están hechas para la guerra, no para la seguridad pública, y han cometido gravísimos abusos contra civiles, con generalizada impunidad”, alertó al respecto HRW.

Para la ONG, dicha política es potencialmente desastrosa. A diferencia del discurso de López Obrador, HRW cree que estos cuerpos contribuyen al uso generalizado de la fuerza, y a su vez, con las violaciones de derechos humanos.

En las protestas contra Maduro en 2014 y 2017, la Guardia Nacional jugó un papel importante en pro del régimen. Miles de torturas y decenas de muertes son adjudicadas a este componente militar.

Sin duda alguna, esta es la política de López Obrador más cuestionada y de mayor impacto en su mandato.

Aunque el presidente insiste es desligarse del chavismo, tal como lo hizo durante su candidatura, son muchos los ojos puestos sobre este, que no tardan en advertir, que cada decisión lo asemeja un poco más a las políticas que conllevaron a la peor crisis de la región.


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