Las autoridades de Brasil avanzan este jueves en las investigaciones para esclarecer las motivaciones del hombre que lanzó explosivos contra la sede de la Corte Suprema, en Brasilia, y después se quitó la vida, en un ataque al parecer vinculado con «grupos de extremistas».
Esto es lo que se sabe del ataque en Brasil:
1. ¿Quién es el autor?
Francisco Wanderley Luiz, según la Policía Federal. Tenía 59 años de edad, era cerrajero, natural del estado de Santa Catarina (sur) y estaba en Brasilia desde julio.
Era militante del Partido Liberal (PL), formación que lidera el exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, y fue candidato a concejal en la ciudad de Rio do Sul en las municipales de 2020.
En sus redes sociales ya había compartido mensajes de odio y amenazas contra autoridades del país.
2. ¿Cómo sucedieron los hechos?
Según el director de la Policía Federal de Brasil, Andrei Rodrigues, Wanderley Luiz intentó ingresar la noche del miércoles en la sede del Supremo.
Al no conseguirlo, se dirigió a la Plaza de los Tres Poderes, donde están, además del Supremo, las sedes de la Presidencia y el Congreso, y empezó a lanzar artefactos explosivos para, acto seguido, agacharse e inmolarse.
Llevaba atado un cinturón con más explosivos conectados a un temporizador, además de portar un extintor con combustible que simulaba un lanzallamas.
3. ¿Dónde se encontraron explosivos?
Además de los que llevaba encima, el atacante dejó material explosivo en al menos otros tres lugares.
En un aparcamiento próximo a la Cámara de Diputados dejó un vehículo, en cuyo maletero guardó fuegos artificiales, que detonó a distancia antes de dirigirse a la Plaza de los Tres Poderes.
En ese lugar también fue encontrada una caja enterrada con contenido aún desconocido y un trailer, alquilado a su nombre, con más material explosivo y un celular.
Por último, en Ceilândia, en la periferia de Brasilia, había alquilado una vivienda, donde hallaron más «bombas caseras». Las bombas eran de confección artesanal, hechas con tuberías de PVC, pólvora y metralla para aumentar el daño.
4. ¿Cuál era el objetivo?
La Policía considera que el ataque fue «premeditado» y «planeado» por meses y está vinculado con «grupos extremistas activos». El caso se investiga como una acción «terrorista» que buscaba «abolir de forma violenta el Estado democrático de Derecho».
Se sospecha que el objetivo final de Wanderley Luiz era asesinar al juez del Supremo Alexandre de Moraes, instructor de causas contra Bolsonaro por golpismo y contra los activistas ultras que invadieron las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023, para intentar derrocar al actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
Esa tesis se fundamenta en una declaración de una antigua pareja del agresor, a quien comentó su intención de matar a De Moraes y después quitarse la vida.
5. ¿Hay relación con el 8 de enero de 2023?
La Policía indicó que hay indicios de que ambos episodios están conectados. Según Rodrigues, en las paredes y espejos de la vivienda de Ceilândia había mensajes escritos que hacen alusión al 8 de enero.
Además, Wanderley Luiz estuvo en ese período en Brasilia, aunque aún se desconoce si participó en los violentos actos de ese día.
6. ¿Cuáles han sido las repercusiones políticas?
Multitud de líderes políticos de todo el arco ideológico condenaron lo sucedido.
Bolsonaro repudió el episodio, que atribuyó a un enfermo mental, y llamó a todos los partidos e instituciones del país a avanzar en una «pacificación nacional», dejando entrever la necesidad de amnistiar a los condenados del 8 de enero.
De Moraes, que también supervisará la investigación de este último ataque, descartó que se trate de un «hecho aislado» y lo vinculó al 8 de enero de 2023. Lula aún no se había manifestado sobre el suceso hasta la publicación de esta materia.
7. ¿Y la cumbre de líderes del G20?
El ataque se produjo en vísperas de que Río de Janeiro albergue la reunión de líderes del G20, prevista para los días 18 y 19 próximos.
Rodrigues afirmó que para la cumbre ya se trabajaba con el nivel «más elevado» de seguridad, que incluye un amplio dispositivo con la participación de miles de efectivos de las Fuerzas Armadas.
No obstante, adelantó que estarán todavía más atentos y repasarán lo ya planeado para garantizar la seguridad «absoluta» de todos los jefes de Estado y de gobierno.