MUNDO

Lo que se sabe del programa político de los talibanes

por Avatar AFP

Más de tres semanas después de haber tomado el poder en Afganistán, los talibanes presentaron el martes por la noche un gobierno provisorio, pero su programa político continúa siendo poco claro.

De todos modos, su jefe supremo Hibatullah Akhundzada en una muy poco común intervención pública el martes, insistió en el hecho de que el gobierno tendría como tarea hace respetar la sharía, la ley islámica.

Derechos de las mujeres

Las decisiones que los talibanes adopten con relación a los derechos de las mujeres podría condicionar su reconocimiento por parte de la comunidad internacional, esencial por ejemplo para la reanudación de la ayuda económica de la que depende mucho el país y que fue en gran parte suspendida.

Su primer paso por el poder entre 1996 y 2001 estuvo marcado por la desaparición de las mujeres del espacio público.

Los islamistas multiplicaron los gestos y las declaraciones desde el 15 de agosto para intentar tranquilizar al mundo sobre este punto, afirmando que los derechos de las mujeres serían respetados en conformidad con la sharía.

Anunciaron que las afganas podrían estudiar en la universidad, pero en clases no mixtas, y vestidas con una abaya (vestido largo tradicional) y un nicab (velo que solo deja los ojos al descubierto) obligatorios. También podrán trabajar, pero «respetando los principios del islam».

Bajo su anterior régimen, las mujeres no estaban autorizadas a trabajar ni a estudiar, salvo raras excepciones.

De todas maneras, la ausencia de mujeres en el gobierno provisorio constituye una mala señal.

Aún no se sabe tampoco qué pasará con el derecho de las mujeres a salir a la calle sin estar acompañadas por un hombre, algo que estaba prohibido por los talibanes en los años 1990, o con la obligación de utilizar el burka (velo que cubre toda la cabeza a excepción de una rejilla en los ojos).

Prensa

Los talibanes aseguraron que los periodistas, incluyendo las mujeres, podrían continuar trabajando libremente y no serían acosados.

«Respetaremos la libertad de la prensa porque la información será útil a la sociedad y, al mismo tiempo, permitirá corregir los errores de los dirigentes», aseguró su portavoz, Zabihullah Mujahid, a Reporteros sin Fronteras.

Declaraciones que por ahora no convencen mucho. Muchos periodistas ya abandonaron el país mientras que otros permanecen ocultos en sus casas, por miedo a represalias.

Algunos fueron detenidos brevemente al margen de recientes manifestaciones contra el régimen.

Mujahid instó a los medios «a no cubrir» esas manifestaciones, juzgadas «ilegales hasta que no se hayan proclamado las leyes».

Cultura

Durante su primera experiencia en el poder, los talibanes aplicaron una versión estricta de la sharía, que prohibía los juegos, la música, la fotografía y la televisión.

«La música está prohibida por el islam, pero esperamos convencer a los afganos de no hacer esas cosas, más bien que de forzarlos», reafirmó de manera reciente Zabihullah Mujahid al New York Times.

Sin embargo, habitantes y miembros del gobierno derrocado acusaron a los talibanes de haber asesinado a fines de agosto a un cantante folclórico en Andarab (noreste), una información que no pudo confirmar la AFP.

En cuanto al patrimonio, fuente de preocupación desde la destrucción de las estatuas de Buda por parte de islamistas en Bamiyán en 2001, el movimiento no hizo ninguna declaración oficial desde febrero, cuando manifestó su voluntad de preservarlo.

Economía

Es uno de los desafíos más urgentes del cual se debe ocupar el nuevo régimen. La economía afgana sale exhausta de décadas de guerra y la suspensión de la ayuda internacional amenaza con hundir al país en una catástrofe económica y humanitaria.

El programa talibán es hasta ahora muy vago. «Las interacciones con la comunidad internacional, con otros países, van a continuar», se contentó de decir su portavoz.

«Vamos a trabajar con nuestros recursos naturales para redinamizar nuestra economía, para nuestra reconstrucción, para nuestra prosperidad», agregó sin dar más detalles.

Se ignora aún cómo van a lograr los talibanes conseguir fondos para pagar el salario de los empleados públicos y mantener en funcionamiento las infraestructuras vitales (agua, electricidad, comunicaciones).

Las ingresos actuales de los talibanes, que provienen principalmente de actividades criminales, están estimados por la ONU entre 300 millones y más de 1.500 millones de dólares anuales.

Una fuente financiera que significa una gota de agua frente a las necesidades actuales de Afganistán, según los expertos.

Seguridad/Drogas

Los talibanes advirtieron que toda insurrección sería «reprimida con dureza», un mensaje enviado a las fuerzas de la resistencia en el valle de Panshir. También aseguraron que erradicarían a la filial local del grupo yihadista Estado Islámico, que sigue constituyendo una amenaza importante, sin dar más precisiones.

En cuanto a la droga, Zabihullah Mujahid afirmó que las nuevas autoridades no transformarían al primer productor mundial de opio en un verdadero narco-Estado.

«Aseguramos a nuestros compatriotas y a la comunidad internacional que no produciremos estupefacientes», declaró.

Deporte

Durante su primer gobierno, algunos deportes estaban autorizados, pero bajo estricto control: solo los hombres podían practicarlos o asistir a los encuentros.

Según las últimas declaraciones de los talibanes, las mujeres seguirían sin ser autorizadas a practicar deportes.

«Podrían verse enfrentadas a una situación en la que su rostro o su cuerpo no estén cubiertos», explicó este jueves Ahmadullah Wasiq, un responsable talibán, al medio australiano SBS News que le preguntaba sobre el caso del críquet.

«El islam no permite que las mujeres sean vistas de esa manera», dijo.