Una autopsia independiente, encargada por la familia de George Floyd, determinó que la muerte del afroamericano fue «un homicidio causado por asfixia debido a la compresión del cuello y la espalda que condujo a una falta de flujo sanguíneo al cerebro», citó ABC News los primeros resultados de ese examen.
George Floyd murió el pasado 25 de mayo después de que el policía Derek Chauvin puso la rodilla en el cuello más de ocho minutos, cuando lo detuvieron en Mineápolis.
El peso del oficial en la espalda, las esposas y el posicionamiento fueron factores contribuyentes, porque perjudicaban la capacidad de funcionamiento del diafragma de Floyd, dice el informe, que concluyó que el hombre, de 46 años de edad, murió en el lugar. «La ambulancia fue el coche fúnebre», aseveró Ben Crump, abogado de la familia de Floyd, en rueda de prensa en la que se anunciaron los hallazgos.
«Cuando dijo ‘no puedo respirar’, desafortunadamente, muchos policías tienen la impresión de que si puedes hablar todavía estás respirando. Eso no es cierto», reiteró el abogado.
El examen de toxicología y otros aún están en curso.
Un examen previo sin evidencia
La familia de Floyd decidió encargar una autopsia independiente, después de que se revelaron los resultados preliminares del examen realizado por los forenses del condado de Hennepin, Minnesota, quienes no encontraron pruebas físicas que respaldaran un diagnóstico de asfixia traumática o estrangulamiento, sino que alegaron que la muerte ocurrió como resultado de la combinación de las circunstancias de su detención, problemas de salud y, probablemente, sustancias tóxicas que habría consumido la víctima.
La autopsia independiente la realizó Michael Baden, exmédico forense jefe de la ciudad de Nueva York, quien previamente hizo la autopsia independiente del multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein, y por la directora de autopsia y servicios forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Míchigan, doctora Allecia Wilson.