De acuerdo al último informe de Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado 2019, publicado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en junio de este año, Venezuela ocupa el segundo lugar con mayor número de desplazados después de Siria, lo que la convierte en la nación con el mayor éxodo de la historia reciente en la región, y una de las mayores crisis a nivel global.
El representante regional de Acnur para el Sur de América Latina, Juan Carlos Murillo, indicó a El Nacional que muchos de los venezolanos que migraron se encuentran en riesgo debido a que aún están en condiciones irregulares en los países que los acogieron.
Dijo que la pandemia de coronavirus ha afectado considerablemente la situación. “Los refugiados y migrantes de Venezuela se enfrentan ahora a numerosos desafíos, incluida la pérdida de medios de vida, los desalojos y el aumento de la estigmatización. A menudo muchos no pueden acceder a instalaciones básicas de salud e higiene y cumplir con las medidas de distanciamiento físico. Quienes viven en una situación irregular y sin documentación también corren el riesgo de quedar excluidos de los programas nacionales de salud y asistencia social”, afirmó Murillo.
«En los últimos años hemos observado un gran número de ciudadanos venezolanos saliendo de su país debido al complejo contexto político y socioeconómico que atraviesa el país. Los venezolanos con los que Acnur ha hablado explican que se han visto obligados a salir de Venezuela por una serie de razones que incluyen inseguridad y violencia en su lugar de origen, dificultad de acceso a alimentos, medicinas y otros servicios básicos, así como una pérdida de ingresos como consecuencia de las circunstancias políticas y socioeconómicas actuales. En 2018 y 2019, unas 4.000-5.000 personas estaban saliendo cada día de su país», agregó.
—¿Cuáles serían las condiciones que permitirían resolver los conflictos desencadenantes de esta realidad?
—Es importante que haya una mejora de la situación dentro del país para que las personas que se han visto obligadas a salir puedan volver a casa, que es lo que nos expresan que quiere la gran mayoría de ellos.
—¿De qué manera ha variado el perfil del migrante venezolano conforme se ha agudizado el éxodo? En la actualidad, ¿cuáles serían las características más resaltantes del migrante o desplazado venezolano?
—Cuando empezaron a salir los ciudadanos de Venezuela, observábamos que primaban los hombres solos que habían dejado atrás a sus familias. Pero esto pronto cambió y desde 2018 vimos que la gran mayoría de las personas que cruzaban las fronteras eran familias con niños y niñas e incluso personas mayores, muchas de ellas enfrentándose a un camino muy largo que un gran número hicieron a pie.
—De acuerdo a los estudios y estadísticas de Acnur, ¿en qué condiciones generales se encuentran los desplazados venezolanos, principalmente en los países de América del Sur?
—Es importante destacar que, hoy, 80% de los más de 5,2 millones de refugiados y migrantes venezolanos en el mundo se encuentran en países de Latinoamérica y el Caribe. Cerca de 900.000 venezolanos han solicitado la condición de refugiado y 93.000 han sido reconocidos como refugiados. Además, unos 2,6 millones de venezolanos tienen visas o permisos de permanencia que les han permitido regularizar su situación en los países de llegada. Sin embargo, estimamos que la mitad de los venezolanos permanecen en situación de irregularidad en el país de acogida. Esta es una de las grandes preocupaciones de Acnur ya que esa falta de documentación los pone en riesgo de explotación laboral y sexual, trata, violencia y discriminación, además de dificultar el acceso a derechos y servicios básicos como la salud, por ejemplo, tan importante en tiempos de pandemia.
—¿Cómo ha sido la acogida de los países de la región?
—Los países de la región, así como sus ciudadanos, han mostrado gran solidaridad y generosidad en la acogida de los venezolanos que han llegado a sus fronteras, manteniendo una política de puertas abiertas y ofreciendo la posibilidad de solicitar la condición de refugiado y otro tipo de permisos que permiten la estadía regular de los venezolanos en el país y que les permiten tener acceso a servicios básicos como la educación, la salud y el trabajo. Sin embargo, la capacidad de recepción y de provisión de servicios de los países receptores está llegando a un punto de saturación. Acnur, junto a otros actores humanitarios, continúa apoyando a los gobiernos de la región en la respuesta a las necesidades de esta población, así como su inclusión social y económica en las comunidades que los han acogido.
—A su juicio, ¿la crisis migratoria que experimenta Venezuela, cuenta con las condiciones necesarias para que sus ciudadanos puedan recibir el estatus de refugiados? De no ser así, ¿cuáles serían las características que impedirían se adopte esta condición de manera general?
—El Acnur, en las notas de orientación publicadas en 2018 y 2019, ha destacado ampliamente las necesidades de protección internacional que, bajo el derecho internacional de refugiados, enfrentan las personas desplazadas desde Venezuela ya sea que hayan sido reconocidas como refugiados, formalizado una solicitud de asilo, o no hayan accedido o podido acceder a los sistemas de determinación de la condición de refugiado por una variedad de razones. El reconocimiento de más de 93.000 refugiados venezolanos, el hecho de que algunos países hayan tomado medidas para aplicar la definición regional de refugiado bajo la Declaración de Cartagena y su legislación nacional, y el trabajo en curso que se desarrolla en varios países para la implementación de modalidades simplificadas para la determinación de la condición de refugiado son pruebas concretas de cómo se sostienen y avanzan las recomendaciones planteadas por el Acnur en relación al acceso de las personas provenientes de Venezuela a protección internacional como refugiados en los países de acogida.
—Es necesario subrayar que independientemente de su estatuto, los venezolanos desplazados en el extranjero requieren protección contra retornos forzosos y acceso a servicios básicos. Lo que se requiere es un mejor entendimiento de las necesidades de protección internacional como refugiados de las personas venezolanas por parte de los países de acogida, los organismos internacionales y la comunidad internacional, en general.
—En este contexto, y reconociendo los numerosos desafíos y posibles demoras que enfrentan los Estados para adaptar los sistemas existentes de determinación de la condición de refugiado a la situación actual de miles de solicitudes, el Acnur y otros socios de la llamada Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) están brindando asistencia a los venezolanos de forma complementaria y aplican un enfoque basado en las necesidades, independientemente de la situación legal, al tiempo que se alientan los acuerdos orientados a la protección para permitir una estadía segura para los venezolanos en los países de acogida, complementaria a los sistemas de determinación de la condición de refugiado.
—¿Acnur será el ente encargado de canalizar la ayuda conseguida en la Conferencia Internacional de Donantes? De ser así, ¿cuáles serán los rubros prioritarios para la designación de los mismos?
—La Conferencia Internacional de Donantes fue una muestra importante de apoyo por parte de la comunidad internacional a los refugiados y migrantes de Venezuela en un momento en el que las necesidades de financiación eran urgentes y el plan de respuesta regional sufría una falta de financiación gravísima. En total se anunciaron unos 2.700 millones de dólares de los cuales una gran parte son préstamos concesionales de las instituciones financieras internacionales y que irán dirigidos directamente a los principales países receptores y unos 653 millones de dólares (USD) en donaciones para las organizaciones que formamos parte de la respuesta regional. Acnur no canalizará esos fondos. Son los propios países donantes los que directamente canalizarán los fondos a través de las distintas organizaciones presentes en la respuesta regional a las necesidades de los refugiados y migrantes de Venezuela.
—Desde Acnur, ¿cómo han observado las acciones de las naciones receptoras, en relación a la protección de la salud y los derechos de la población desplazada o refugiada en medio de la pandemia? ¿Cuál sería el llamado a la acción que les harían a estos países ante el contexto actual?
—Para apoyar a refugiados y migrantes en este momento de emergencia sanitaria mundial, los gobiernos en la región han adoptado distintas medidas, como por ejemplo: garantizar acceso a los servicios de salud a personas en estado irregular; lanzamiento de programas de apoyo monetario/protección social para personas vulnerables y/o que trabajan en el sector informal, incluyendo a refugiados y migrantes; contratación de refugiados y migrantes que son profesionales de salud; ampliación del plazo y/o facilitación del proceso de regularización para refugiados y migrantes; y suspensión de desalojos durante la pandemia, entre otros. Tras la emergencia, será esencial incluir a los refugiados y migrantes en los planes y procesos de recuperación económica de los países en la región, así como identificar los sectores que son cruciales para la recuperación económica del país, y será pertinente reconocer que los refugiados y migrantes desempeñan un rol importante en el desarrollo económico y social, contribuyendo con nuevas habilidades, fuerza laboral y aspectos culturales a sus comunidades de acogida.
—Acnur ha estado muy activo en el tema de la ayuda humanitaria, pero además de esto, ¿qué medidas o estrategias está tomando en conjunto con sus socios, más allá del actual asistencialismo para que la población refugiada o desplazada se integre al mercado laboral o por lo menos no pierda el que ya posee?
—Desde Acnur seguimos apoyando en la regularización de los refugiados y migrantes de Venezuela que es uno de los pasos primordiales para facilitar la inclusión socioeconómica de la población en los países de acogida. Asimismo, seguimos trabajando con las autoridades para poner en marcha planes de formación profesional, emprendimiento y trabajamos con las empresas privadas para lograr la inclusión e independencia económica de los ciudadanos venezolanos y que así puedan contribuir a las comunidades en las que viven.
—Tras la ansiedad despertada por el coronavirus, ¿de qué forma está trabajando Acnur para evitar que la imagen de los refugiados o desplazados sea vista de forma negativa o como un peligro para la salud por parte de las poblaciones de los países de acogida?
—Una gran mayoría de los refugiados y migrantes de Venezuela dependían de la economía informal para obtener ingresos diarios que les permitieran comprar alimentos y pagar el alquiler. Con la pandemia, estos recursos se han visto interrumpidos y muchas familias han sido desalojadas quedando en situación de calle y con dificultades para seguir las medidas de confinamiento que indicaban quedarse en casa. ¿Pero cómo quedarse en casa cuando has perdido tu hogar? Ante un aumento del miedo y de la tensión en las comunidades por la emergencia sanitaria, los refugiados y migrantes de Venezuela también corren el riesgo de ser estigmatizados. Para ello, Acnur ha fortalecido sus programas de apoyo expandiendo los espacios en albergues y redes de hostales para alojar a las familias más vulnerables que se han quedado en situación de calle. También se han hecho distribuciones de alimentos y de dinero en efectivo para poder hacer frente a las obligaciones más urgentes. Hemos hecho distribución de artículos para el invierno a través de las propias organizaciones venezolanas. Además, Acnur ha mantenido líneas de atención abiertas que nos han permitido estar a la disposición y escucha de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela.
—En relación a los extensos períodos de cuarentena, que en el caso de Argentina suma más de 120 días, ¿qué mecanismos existen para garantizar los derechos y la seguridad de los migrantes miembros de la comunidad LGBTIQ+ que puedan estar sufriendo de violencia física y psicológica dentro del confinamiento?
—La situación de aislamiento obligatorio incrementa las probabilidades de que las mujeres refugiadas y los colectivos LGBTIQ+ sufran violencia de género. Es por esto que los servicios específicos, de seguridad, salud y apoyo psicosocial son esenciales sobre la base de las necesidades en función de la edad, el género y la diversidad. Desde Acnur brindamos apoyo técnico para el reconocimiento de la condición de refugiado por parte de la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare), de la misma forma que conjuntamente con los socios operativos (Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, Conare y la Fundación Mirares) brindamos asesoría legal y psicosocial, asistencia humanitaria y contención social. Estamos en comunicación con las organizaciones de las personas refugiadas y migrantes venezolanas, así como también con organizaciones del colectivo LGBTIQ.
—¿Qué estrategias existen entre Acnur y la Dirección Nacional de Migraciones en Argentina que faciliten el proceso para que la población migrante pueda acceder a la documentación de identidad y con ello a todos los derechos que posee un residente o ciudadano argentino?
—El Acnur brinda asistencia técnica y asesoramiento a las autoridades nacionales involucradas en la implementación de la legislación pertinente, a fin de garantizar procedimientos eficientes de determinación de la condición de refugiado. Asimismo, el Acnur, la Conare y el Comité de asistencia integral y protección de refugiados y solicitantes de asilo de la Defensoría del Pueblo de la Nación Argentina trabajan bajo un acuerdo tripartito para garantizar la asistencia legal gratuita a los solicitantes de asilo durante el procedimiento de determinación de la condición de refugiado.
—Más allá del trabajo de organizaciones, gobiernos, y medios de comunicación, ¿Cómo podría un ciudadano común contribuir con el tema de los refugiados? ¿De qué manera podría ayudar? ¿Cuál sería su mensaje para el público en general con relación a ello?
—Lo más importante es mantener un espíritu de acogida y de apertura hacia el otro. Al final, los refugiados y migrantes son personas como tú y como yo, que han tenido que pasar por una situación muy difícil, dejar su hogar y sus familias atrás y que siguen luchando por lograr sus sueños y un futuro en seguridad y dignidad. Es necesario crear más conciencia sobre las necesidades de protección de las personas refugiadas y tender una mano solidaria. Abandonaron sus países porque la vida se volvió intolerable, pero con el apoyo de todos pueden reiniciar sus vidas, aportando su cultura, destrezas y trabajo a las comunidades receptoras. Una actitud positiva que promueva tolerancia, respeto, resiliencia e inclusión es la mejor forma en la que un ciudadano común puede ayudar a una persona refugiada. La solidaridad genera más solidaridad. Hagamos la diferencia.
@EsDaniFlores