Aunque la ciudad de Nueva York se construyó sobre barrios de migrantes (Chinatown, Curry Hill, la Pequeña Italia y la Pequeña Haití, entre muchos otros), nunca ha tenido un barrio venezolano. Y es que la población de venezolanos nunca había sido tan numerosa en esta ciudad estadounidense.
En los últimos años, los venezolanos se han convertido en uno de los grupos de migrantes de más rápido crecimiento en Nueva York y en todo Estados Unidos. Por ello, no es extraño que los recién llegados se reúnan para compartir su comida, cultura e identidad a rincones donde antes no estaban y, en el proceso, dan los primeros pasos para establecer un vecindario propio.
“Siempre comienza con un restaurante o un carrito de comida a la vez”, dijo Murad Awawdeh, director ejecutivo de la Coalición de Inmigración de Nueva York, un grupo de defensa, al New York Times.
Esto, a su vez, da paso a otras empresas e instituciones culturales. Estos migrantes no solo establecen una comunidad próspera, sino que también dan empleo a trabajadores y generan ingresos para la economía local, lo que ayuda a sostener la ciudad en tiempos difíciles como ocurrió en la pandemia de covid-19.
Desde la primavera de 2022, más de 136.000 migrantes —muchos de ellos de Venezuela— han llegado a Nueva York, la mayoría con una necesidad desesperada de ayuda. Según funcionarios de la ciudad, alrededor de 56.000 migrantes se han asignado a refugios de Manhattan y otros 41.000 a refugios de Queens.
La nueva generación de negocios venezolanos en Queens —iniciados por migrantes venezolanos o dirigidos a ellos— es uno de los primeros pasos en el proceso de establecer un vecindario étnico, señaló Robert Smith, sociólogo y profesor de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales Austin W. Marxe del Baruch College.
“La gente está tratando de ganar dinero, así que abre un restaurante y luego se convierte también en un centro social”, explicó.
Una vez que un gran número de migrantes venezolanos se reúnan en un solo lugar, comenzarán a tener una “presencia callejera” visible, desde carteles en español que anuncien alimentos venezolanos hasta nuevas iglesias y organizaciones comunitarias, describió.
Smith señala que si bien esto podría suceder al cabo de pocos meses, quizás pasen años antes de que un vecindario venezolano sea reconocido por otros. “Hay tantos grupos de migrantes diferentes ya establecidos que a los venezolanos les resulta más difícil destacar”, añadió.
Muchos venezolanos se han desplazado hacia Queens, donde están asentados más de un tercio de todos los neoyorquinos de ascendencia venezolana, o 5.390 personas, según el análisis del censo.
Mientras tanto, en la avenida Roosevelt, que funciona como centro de reunión para inmigrantes colombianos, ecuatorianos y mexicanos, cada día se observan nuevos emprendimientos dirigidos por y para venezolanos, ganando un importante espacio en la ciudad de Nueva York.