El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo este lunes en Brasilia que Rusia desea una solución duradera para el conflicto en Ucrania. Pero, aseguró, ni el gobierno de ese país ni Occidente contribuyen con ese objetivo.
«Precisamos resolver el conflicto de una forma duradera, no de una manera inmediata. Pero los países de la OTAN y Occidente no han cumplido compromisos que asumieron a inicios de este siglo». Así lo dijo Lavrov junto al canciller brasileño, Mauro Vieira, en aparente alusión a los acuerdos de Minsk (2014).
Lavrov
Lavrov agradeció a Vieira el rechazo de Brasil a las sanciones comerciales aplicadas a Rusia por países tras la invasión a Ucrania. Y aseguró que han sido producto de una «decisión ilegal», pues no ha sido aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Sobre esas sanciones, Vieira subrayó la tradición de la diplomacia brasileña de apoyarlas solo cuando tienen respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Agregó que en este caso y en la actual coyuntura global han tenido impacto en toda la economía global, que aún no se recupera de la pandemia de covid-19.
Posición de Brasil
Vieira también reiteró la posición de Brasil en relación con la necesidad de un cese el fuego inmediato en Ucrania y de la formación de un grupo de países amigos que intente una mediación, pero esa posibilidad, si bien fue agradecida por Lavrov, no fue abordada con profundidad por el ministro ruso.
Brasil es la primera escala de Lavrov en una gira que, durante los próximos días, lo llevará también a Venezuela, Cuba y Nicaragua, tras países que mantienen intensas relaciones económicas y políticas con Rusia.
Tras la reunión con Vieira, está previsto que Lavrov sea recibido por Lula en su residencia oficial, para un encuentro reservado.
A las puertas de la sede de la Cancillería, poco después de la llegada de Lavrov, tres mujeres protestaron contra la guerra y contra la presencia del ministro ruso en Brasil.
«No a los acuerdos con la Rusia imperialista», «Rusia fuera de Ucrania» y «Fuera Lavrov de Brasil», se leía en los carteles que portaban.