El huracán Laura tocó tierra este jueves en la madrugada en las costas de Luisiana como un «extremadamente peligroso» ciclón de categoría 4, en la escala de cinco de Saffir-Simpson. Sin embargo, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos informó que ha rebajado ya el ciclón a categoría tres.
La tormenta entró en el país norteamericano poco después de la 1:00 am en la localidad de Cameron, situada a unos 220 kilómetros de la ciudad texana de Houston. Los meteorólogos estimaron que soplaba con vientos máximos sostenidos de 240 kilómetros por hora, si bien horas después ha caído hasta los 195 kilómetros por hora.
El CNH ha pronosticado en su último informe un rápido debilitamiento ya en tierra, planteando incluso que Laura quede degradada a tormenta tropical a lo largo de este mismo jueves.
En previsión de posibles estragos, las autoridades de Luisiana y Texas han ordenado la evacuación de más medio millón de personas.
El CNH había advertido de que puede ser imposible sobrevivir a la potencia de la tormenta y preveía daños catastróficos a lo largo de 200 kilómetros de costa, donde el mar podría comerse hasta 60 kilómetros de tierra.
«Estos números son inimaginables, pensar que habrá un muro de agua de más de dos pisos llegando hacia la costa. Es muy difícil de asumir», admitió el meteorólogo jefe de Luisiana, Benjamin Schott, en una rueda de prensa en la que anticipó que algunos barrios pueden quedar «irreconocibles».
Algunas autoridades como el alcalde de Lake Charles, Nic Hunter, expresó su preocupación por la posibilidad de que no se hubiese evacuado a suficientes personas de las áreas costeras.