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Roraima: La pequeña ciudad brasileña que vive de Venezuela

El comercio brasileño se ha visto afectado por el cierre de la frontera, en que muchos venezolanos no han podido abastecerse de los principales rubros

Por AFP
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El cierre de la frontera por orden de Nicolás Maduro está dejando a Pacaraima, la pequeña ciudad limítrofe en el estado brasileño de Roraima, sin actividad comercial y con escasez de gasolina.

“Aquí vivimos de Venezuela. Si la frontera está cerrada, no vendemos nada. Estos días estoy vendiendo 10% de lo que suelo vender. Si esto sigue así, tendré que cerrar”, dice Antonio Magdalena Castro, dueño de una panadería.

Esta pequeña localidad brasileña de 13.000 habitantes, al norte de la Amazonía, se vio desbordada en los últimos años por la llegada masiva de venezolanos, muchos de ellos a pie y en condiciones precarias.

“Es una tragedia. No podremos aguantar más de dos semanas. Si esto sigue así, los brasileños empezarán a pedirle responsabilidades al gobierno de Brasil por haberse metido en esto de la ayuda humanitaria”, explica Salomón dos Santos Paes, dueño de una tienda de neumáticos.

Los venezolanos venían a abastecerse de todo de lo que carecían, desde víveres básicos como arroz o harina hasta repuestos de coches. Ahora, con el cierre, las cosas se pusieron más difíciles.

El único camino son las trochas, los senderos usados de forma irregular para pasar productos hasta Santa Elena de Uairén, la primera ciudad de Venezuela, a unos 20 kilómetros.

Algunos testimonios dan parte de intercepciones por parte de miembros de la Guardia Nacional Bolivariana. O de pedidos de “vacuna” (coimas).

Doble dependencia energética

Pacaraima tiene una doble dependencia energética de Venezuela.

Los bajos precios de la gasolina en Venezuela llevaron a las autoridades de ese país a poner una estación de servicio internacional en el límite con Brasil, donde el combustible se vende a un tercio del valor brasileño.

Pero con el cierre de la frontera, esa estación quedó fuera de alcance. Y Pacaraima, justamente porque los precios brasileños no son competitivos, no tiene gasolinera. La más cercana está en Boa Vista, la capital de Roraima, a 220 kilómetros.

Así que este lunes, en la calle Suapí y otras aledañas podían observarse muchos coches estacionados y cubiertos de polvo por la inactividad, a la espera de que las autoridades encuentren alguna alternativa para garantizar el abastecimiento.

Dos tercios de su demanda energética proviene de la hidroeléctrica del Guri, en la vecina Venezuela, a través de una línea de transmisión inaugurada en 2001 por los entonces presidentes Hugo Chávez y Fernando Henrique Cardoso.

Con la crisis en Venezuela, que afecta de forma severa los servicios públicos, Roraima comenzó a sufrir repetidos cortes de electricidad, intensificados en los últimos meses.

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