El canciller peruano Néstor Popolizio dijo en una entrevista al diario El Comercio que Perú evalúa dar visas humanitarias y admitir como refugiados a migrantes venezolanos que traten de ingresar al país sin pasaporte.
«Perú va a seguir manteniendo su postura de país de acogida. Siempre habrá una salida», aseguró.
Oficialmente, la noche del sábado entró en vigor la exigencia de pasaporte para los venezolanos que hasta el viernes habían entrado con un simple documento de identidad.
Sin embargo, a lo largo de la jornada, los venezolanos sin pasaporte entraban por el paso fronterizo cercano a Tumbes luego de rellenar una solicitud de refugio. Esto les permite permanecer legalmene en el país mientras se busca una solución definitiva a su situación.
«Por suerte todo salió bien, pude entrar pidiendo refugio», dijo Alejandra Osta, de 19 años, tras formalizar la solicitud de refugio.
Siguiendo los pasos de Ecuador, Perú comenzó a exigir el pasaporte para impedir la entrada de venezolanos con documentos de identidad falsos.
La obtención de pasaporte es un trámite difícil de conseguir por la corrupción, la burocracia y la falta de papel en Venezuela.
En Ecuador, el gobierno reaccionó a la decisión de la justicia de suspender el viernes la exigencia de pasaporte y solo dejará entrar en el país a los venezolanos con un «certificado de validez de la cédula de identidad emitido por un organismo regional o internacional reconocido por Ecuador» o con el documento «debidamente apostillado».
Las dificultades para entrar en Perú han hecho que algunos venezolanos optaran por quedarse en Ecuador, entre ellos Lourdes Ruiz, de 36 años, quien llevaba un mes viajando con la intención de llegar a Lima.
«Nos vamos a quedar aquí porque ya tenemos conocimiento de que Perú está colapsado, además no tenemos quién nos reciba», dijo Ruiz en el lado ecuatoriano de la frontera.
Ante la crisis humanitaria sin precedentes, tanto en el lado ecuatoriano como en el peruano por la frontera cercana a Tumbes, las autoridades adoptaron medidas de emergencia para atender la avalancha de emigrantes.
En ambos puestos, funcionarios y organizaciones humanitarias repartían comida a los viajeros, muchos de ellos con niños pequeños e instalaron carpas con colchonetas para descansar del largo y difícil viaje.
Algunos han recorrido los 2.250 km que separan Venezuela de la frontera peruana, a pie, cargando niños pequeños y arrastrando maletas, en vehículos privados y buses.
Por este paso fronterizo han llegado a circular en los últimos días hasta 6.600 personas, cuando la media diaria es de 200.
Xenofobia
A lo largo del camino, muchos venezolanos han sobrevivido gracias a la generosidad de los habitantes locales que les han dado comida, alojamiento y transporte, pero las autoridades temen brotes xenófobos como los disturbios recientemente ocurridos en Brasil entre migrantes y población local.
El canciller peruano exhortó a sus compatriotas a que «eviten actos de discriminación o xenofobia», tras registrarse casos aislados también en Lima.
El viernes, el ministro de Economía y Finanzas peruano, Carlos Oliva, reconoció que la diáspora venezolana impactará en el empleo, principal argumento del discurso xénofobo local.
«Ojalá que se pueda absorber toda esta demanda sin afectar a los trabajadores peruanos», dijo el ministro, antes de advertir que «si la economía no crece al ritmo que debería» se podría generar competencia interna por el exceso de oferta laboral.
«Campaña de la derecha»
Diosdado Cabello, presidente de la asamblea nacional constituyente, atribuyó este sábado el éxodo de venezolanos a una «campaña de la derecha» contra las medidas económicas que puso en marcha esta semana el presidente Nicolás Maduro, que incluyen una reconversión monetaria que resta cinco ceros al bolívar, pulverizado por una hiperinflación que el FMI proyecta en 1.000.000% este año.
Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación, aseguró que los millones de venezolanos que se han ido van a volver al país, confiando en el éxito de las medidas económicas recientemente anunciadas del gobierno.
Más de 2,3 millones de venezolanos viven en el extranjero (7,5% de la población). De ellos, más de 1,6 millones salieron de su país a partir de 2015 ante el recrudecimiento de la crisis económica y política de la otrora próspera nación petrolera.
90% se dirigió a países de América Latina, según cifras de la oficina de la ONU para los refugiados (Acnur) y la Organización para las Migraciones (OIM).
La falta de medicinas y bienes básicos, combinada con el alto costo de la vida, han forzado la migración masiva.