El expresidente peruano Pedro Castillo reiteró este martes que es un «preso político» y pidió la intervención de organismos de derechos humanos y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hallar «justicia» ante la «inseguridad jurídica» que, asegura, se está «creando» en su país.
«Concluyo haciendo un llamado y pidiendo la intervención de los organismos de derechos humanos, de la Organización de las Naciones Unidas, ya que, en el Perú, ni mi pueblo ni yo encontramos justicia», señaló Castillo al término de su intervención en una audiencia virtual de apelación en el proceso abierto por el fallido autogolpe de Estado que intentó perpetrar en diciembre pasado.
Desde el penal donde cumple 18 meses de prisión preventiva por este caso y otros 36 meses por otro caso de presunta corrupción, el exmandatario aseveró que se creó «una inseguridad jurídica no solamente a nivel nacional sino a nivel internacional». Esto debido a que a «cualquier presidente en funciones pueden detenerlo sin pasar antes por un antejuicio político».
El antejuicio es un proceso político-judicial a través del cual se levanta la inmunidad de los altos funcionarios.
Esta supuesta vulneración de su derecho al antejuicio se visualiza, junto a la aparente falta de un alzamiento armado, como el principal argumento de la defensa de Castillo para pedir al Poder Judicial que anule la orden de prisión preventiva y el proceso por rebelión en su contra, mediante medio centenar de apelaciones, amparos y otros recursos que, hasta la fecha, no prosperaron.
Castillo asegura que no renunció al antejuicio político
«Es la primera vez en la historia del Perú que se detiene a un presidente en funciones sin antejuicio político y yo, hasta este momento, no he renunciado a mi derecho al antejuicio político», insistió el maestro de escuela rural que se impuso en los comicios presidenciales de 2021.
El exjefe de Estado agregó que resultó «amenazado por la Policía Nacional» cuando lo detuvieron «ilegalmente» el 7 de diciembre. Esto ocurrió horas después de que anunciara, en un mensaje a la Nación, el cierre del Congreso, la conformación de un Ejecutivo de emergencia que gobernaría por decreto y la reorganización del sistema de justicia. Dichos actos se calificaron mayoritariamente como un intento de golpe de Estado.
«Apuntaron con metralletas a mi hija que llevaba en mis brazos a la embajada de México a dejar a mi familia. No me estaba fugando, estaba yendo en el mismo cofre (vehículo especial de seguridad) del despacho presidencial a dejar a mi familia por el horrible hostigamiento permanente que no podía soportar mi propio entorno familiar», explicó.
El expresidente, quien reiteró que se visualiza como un «preso político porque el fondo de este episodio tiene un interés político», se mostró convencido de que, en Perú, no le darán la razón. Según él, esto «sería reconocer que la Fiscalía de la Nación (general), el Congreso de la República, la Policía Nacional y el resto de autoridades se equivocaron».
El abogado Eduardo Pachas acompañó a Castillo a la audiencia y defendió los argumentos del nuevo recurso de apelación ante el juez de la Corte Suprema César San Martín, quien aseguró que dictará «oportunamente» la resolución.
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