Un fiscal de Colombia ordenó la captura de tres de los cinco miembros del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional.
Fuentes judiciales dieron a conocer la información este martes. Aseguran que están presuntamente implicados en el asesinato de dos periodistas en 1991 en Antioquia, Colombia.
La Fiscalía informó que Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino; Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, y Eliécer Herlinto Chamorro, alias Antonio García, son acusados de ser los autores mediatos del homicidio de los comunicadores.
Julio Daniel Chaparro Hurtado y Jorge Enrique Torres Navas fueron asesinados en el municipio de Segovia el 24 de abril de 1991.
Los reporteros del diario El Espectador viajaron a Segovia para recaudar información a fin de hacer una crónica sobre una masacre ocurrida en el lugar el 11 de noviembre de 1988. En este hecho murieron 46 personas y 45 más resultaron heridas producto de una incursión paramilitar de un grupo comandado por Fidel Castaño, alias Rambo, líder de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.
La institución indicó en un comunicado que guerrilleros del ELN perpetraron el crimen. «(Estos) creyeron que los hombres que recién llegaban de Bogotá formaban parte de la inteligencia militar», señala.
«Crimen de guerra»
Los investigadores determinaron que «el actuar de los milicianos del ELN que hicieron efectiva la muerte violenta de Chaparro y Torres no fue una decisión aislada. Correspondió a órdenes impartidas por sus superiores en la agrupación armada ilegal».
El pasado 7 de diciembre la Fiscalía declaró como crimen de guerra el homicidio de los reporteros debido a que la investigación arrojó que con estos crímenes «se cumple claramente el nexo con el conflicto interno». Añade que no los asesinaron por su condición de periodistas.
La entidad señaló que Joaquín Julio Lezcano y Ramiro Alonso Madrid Lezcano, ambos miembros de las redes urbanas de apoyo de la guerrilla, confirmaron en ese momento ser los encargados de coordinar la muerte de los comunicadores.
«Aquí las milicias del ELN actuaron en acatamiento a su misión de combatir a las fuerzas del Estado y opositores a sus objetivos de lucha, y con el convencimiento de que las víctimas eran miembros de inteligencia militar. A (estos), por demás, catalogaban como aliados de los paramilitares, otros de sus enemigos naturales en este extenso conflicto colombiano», añadió la institución.
Negociaciones
El ELN empezó en febrero de 2017, en Quito, unas negociaciones de paz con el anterior gobierno colombiano. En mayo de 2018 las trasladaron a La Habana, donde la última ronda de diálogos concluyó sin avances a principios de agosto.
Los diálogos están en un punto muerto desde el atentado con auto bomba cometido por esa guerrilla el pasado 17 de enero contra una Escuela de Oficiales de la Policía en Bogotá, que causó 22 cadetes muertos y 66 heridos.
El presidente de Colombia, Iván Duque, condicionó la continuidad de los diálogos de paz a que ese grupo deje de secuestrar y libere a las personas que tiene secuestradas.
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